El consumo de alcohol durante el embarazo es un factor de riesgo que puede producir muerte fetal, aborto espontáneo, parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, y bajo peso al nacer, por este motivo la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha insistido en que no existe cantidad de alcohol segura en el embarazo y lo recomendable es dejar de beber antes y durante la gestación.
La SEGO realiza esta advertencia al hilo de una publicación la semana pasada en la red social Instagram, donde se abría el debate por la supuesta recomendación a un conocida embarazada. «En la información aportada a la mujer, es necesario no confundir la ausencia de evidencia con la evidencia de ausencia de riesgo. La falta de evidencia concluyente de daño de un consumo puntual no es lo mismo que evidencia de falta de daño», señala la SEGO.
Excluyendo las causas de origen genético, recuerdan que el alcohol es el factor más importante para la aparición de alteraciones mentales y del comportamiento. De hecho, está considerado como la primera causa prevenible no genética de retraso mental en el mundo occidental.
La gravedad del daño debido al consumo de alcohol durante el embarazo depende, principalmente, de la dosis consumida, del tiempo y del patrón de consumo, así como de la susceptibilidad genética individual.
Uno de los resultados potenciales más incapacitantes de consumir alcohol durante el embarazo es el riesgo de desarrollar el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), la forma clínica más grave y visiblemente identificable del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF).
Por lo tanto, señalan, «la única recomendación acorde con esa evidencia es no consumir alcohol desde el momento que la mujer decide quedarse embarazada. Esta recomendación alcanza, en el período preconcepcional, al padre. Su colaboración y apoyo durante la gestación, evitando también en este período el consumo de alcohol, favorecen la abstinencia en la madre».