En invierno no hay nada que siente mejor por la mañana que un buen café caliente. Los datos lo demuestran; en nuestro país el 63% de las personas mayores de 15 años toman como mínimo una taza al día. De media un español toma 3,6 cafés cada día de diario. Te despierta completamente cuando tienes que trabajar, te hace entrar en calor con el frío y, además, es un antidepresivo natural. No le puedes pedir nada más.
Existen múltiples formas de prepararlo, diversas variedades de grano y muchas otras sustancias con la que puedes mezclarlo para potenciar o camuflar su sabor, según la intención. Sin embargo, de lo que menos se habla es de la temperatura a la que debe estar el café a la hora de consumirlo. Se trata de un aspecto bastante interesante si eres cafetero y es en lo que se va a centrar el artículo, amén de comentar brevemente otros detalles acerca de esta bebida.
3Preparación y consumo
La manera más habitual de tomar el café es solo, extremadamente caliente y con una proporción muy alta de café con respecto al agua. Se consumo en tazas o vasos muy pequeños y tiene un característico aspecto oscuro. Hay quienes gustan de añadirle azúcar y hay quienes son muy críticos con esta costumbre.
Después de este, los más populares son aquellos que mezclan la bebida con leche. Aquí, distinguimos entre el cortado, muy poca cantidad de leche sobre un café solo, y el café con leche, que está constituido por los dos ingredientes en una proporción de mitad y mitad. Aparte de dicha simbiosis, se pueden realizar mezclas con otras muchas sustancias, dando lugar a los subsiguientes tipos de cafés. Algunos de los más recurrentes son el bombón, el capuccino o el carajillo.
