Para nadie es un secreto que en la industria de los videojuegos, el hacer las consolas siempre ha supuesto un pérdida para todas las compañías. Si bien estas reducen el precio a propósito para hacerlas atractivas al consumidor, el proceso de fabricación suele ser mucho más costoso que al momento de venderlas. Claro que todas saben eso y se manejan según un margen establecido; pero el riesgo que corren radica en que donde realmente esperan obtener ganancias es en la venta de videojuegos. En al actualidad la el poder vender juegos, controles, accesorios, los contenidos de descarga y, lo que ahora está de moda, los servicios de suscripción; al final son los que dan réditos a las compañías.
El caso es que todas las empresas que se dedican al mundo de los videojuegos saben que las pérdidas en la fabricación de consolas es algo muy común. Tanto Sony, Nintendo y Microsoft, por nombrar algunas, conocen que crear estas máquinas cuesta mucho más de lo que suelen ofrecerlas luego en el mercado. La clave que todas estas compañías tienen es en el método de venta que utilizan, pues hacer los aparatos atractivos para el usuario a la hora de lanzarlos; así generan clientes fieles que consumen sus juegos y su siguiente generación de consolas. Realmente el proceso es muy costoso y se trata más que nada de amortizar el hardware con el software; sin embargo, cada una de las empresas ha sabido campear está situación a su manera.
6Las consolas pasan a un segundo plano
Realmente las consolas se venden con pérdidas solo para atraer a los nuevos usuarios, que se interesen por la marca, y luego la idea es cautivarlos con los juegos y contenidos exclusivos. Desde la salida de la Xbox, lo cierto es que Microsoft siempre apostó por esa estrategia; solo hasta la llegada de la Xbox One es que las cosas mejoraron con respecto a las pérdidas, pues solo superaba el costo de producción en 20 dólares. Ahora con la Xbox Series la historia vuelve a repetirse, pero las pérdidas no inquietan a la empresa estadounidense.