Comer tartaletas de fresa es simplemente mágico; a todos nos gusta disfrutar de toda la cremosidad que le otorga la crema pastelera, mientras la acidez natural de las fresas se funde de manera maravillosa en ella con cada bocado.
Hacer este dulce delicado y de gran sabor, es más sencillo de lo que parece; y de hecho, así lo demuestra su propia historia.
1Las primeras tartaletas y su evolución
La palabra tarta proviene del francés “tarté”, una variante del “tourte” del siglo XIII, que en latín significa torta o pan redondo. Las tartaletas son tan antiguas como las pirámides, ya que tuvieron su origen en el antiguo Egipto.
En sus inicios se confeccionaba con carne o pescado; ahora bien, con el paso del tiempo, este plato fue acogido por los griegos, quienes siempre lo probaron con carne. El salto cuántico para transformar a las tartaletas en los exquisitos dulces que son en la actualidad, lo dieron finalmente los romanos, quienes las rellenaron de higos y miel convirtiéndolas en un postre.