El buitre negro tiene una evolución «claramente positiva» en Castilla y León

Castilla y León cuenta con 585 parejas reproductoras de buitre negro distribuidas en seis núcleos de nidificación con 21 colonias de reproducción y tres parejas aisladas, según el censo de 2020 recogido en el informe de seguimiento del estado de conservación del ave, que señala que su evolución es «claramente positiva» y su estado de conservación «favorable».

La población reproductora de buitre negro en Castilla y León se distribuye principalmente por el Sistema Central, en las provincias de Ávila, Salamanca y Segovia y, recientemente, se ha instalado en el Sistema Ibérico, en la Sierra de la Demanda en Burgos.

Además, en los últimos años se han establecido algunas parejas aisladas en los Arribes del Duero/Douro Internacional, con nidificación en territorio portugués, motivo pro el cual no han sido tenidas en cuenta en el citado informe, en fuentes de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.

Para la elaboración del censo se ha realizado una observación directa en las colonias de reproducción y se han llevado a cabo visitas a las localidades con información de nidificación conocida, así como a los lugares que presentan condiciones adecuadas para hacerlo y se ha llevado a cabo un seguimiento en dos fases, una primera (del 15 de febrero al 15 de septiembre) de control de parejas, dado que es cuando tiene lugar el establecimiento de la colonia y la puesta, y la segunda (del 1 de mayo al 15 de septiembre), de obtención de los parámetros de productividad y éxito reproductor durante la época de nacimiento, evolución y vuelo de pollos.

Así, de forma concreta, se han controlado 813 plataformas localizadas en Ávila (376), Burgos (18), Salamanca (175) y Segovia (244) y el resultado del censo ha arrojado un resultado de 585 parejas reproductoras, que se distribuyen en seis núcleos de nidificación con 21 colonias de reproducción y tres parejas aisladas.

Desde el punto de vista geográfico, la población reproductora de buitre negro en la Comunidad ocupa las sierras de Guadarrama, Gredos, de Francia, Gata y de la Demanda, con las colonias de reproducción más importantes ubicadas en el Valle de Iruelas (Gredos Macizo Oriental, en Ávila), los pinares de Valsaín (Guadarrama, Segovia) y Quilamas (Sierra de Francia, Salamanca).

Por provincias, la mayor población reproductora se encuentra en Ávila, donde hay 273 parejas (el 46,7 por ciento de la población de Castilla y León), seguida por Segovia con 193 (33 por ciento), Salamanca con 113 (19,3) y Burgos con seis parejas (el 1 por ciento).

REPRODUCCIÓN

El informe detalla los parámetros reproductores de estas parejas, para cuyo cálculo se han utilizado los datos de las 577 parejas a las que se ha realizado un seguimiento completo de la reproducción (el 98,6 por ciento de las detectadas) y, de ellas, 499 iniciaron la incubación (el 86,5 por ciento) y 333 tuvieron éxito (57,7) frente a 244 que fracasaron (el 42,3 por ciento).

La productividad se ha calculado en 0,58 pollos por pareja y el éxito reproductor en 0,67 pollos por cada una que inician la incubación. Por provincias, en Ávila se obtuvo un valor de productividad de 0,62 y en Segovia de 0,67, mientras que en Salamanca desciende hasta el 0,35 y en la población recientemente introducida en Burgos ninguna de las parejas tuvo éxito.

Los parámetros reproductores, indica el informe, muestran notables diferencias entre núcleos, con una productividad media más elevada en las colonias de Guardarrama (0,66 pollos por pareja) y Gredos Macizo Oriental (0,67), mientras que los valores más reducidos se detectan en la Sierra de Francia, con apenas 0,34. En cuanto al éxito reproductor, los mayores resultados se obtienen en Guadarrama, con 0,81 pollos por cada pareja que inicia la incubación, y las cifras más bajas en Sierra de Gata con 0,5 y Sierra de Francia con 0,45.

En los últimos 20 años (2000 a 2020) la productividad del buitre negro en Castilla y León, de acuerdo con los censos realizados, presenta un valor medio en torno a 0,6 pollos por pareja, con unos valores máximos de 0,65 y 0,64 obtenidos en 2017 y 2019, respectivamente, y unos mínimos de 0,55 en el años 2018 y 0,56 en 2006.

Por provincias, la productividad de 2020 en Segovia mantiene valores similares o ligeramente superiores a los obtenidos en censos anteriores, mientras que en Salamanca se produce un «importante» descenso con respecto a los datos de 2019, algo que se confirma la tendencia general observada desde 2000. En Ávila se detecta un ligero descenso respecto a los valores de entre 2017 y 2019.

De manera similar, apunta el informe, los valores de éxito reproductor son máximos en Segovia y con tendencia positiva desde 2018, mientras que son mínimos en Salamanca, donde descienden de forma paulatina desde 2000, cuando se duplicaban los valores actuales.

LUGARES DE NIDIFICACIÓN

Por otro lado, el informe analiza el sustrato de nidificación identificado en 574 plataformas, de las que el 84,8 por ciento se encontraban en distintas especies de pino, la más frecuente de ellas el pino silvestre (34,7 por ciento) seguida del resinero (28,1) y el negral (17,2 por ciento).

Por su parte, un 12,2 por ciento lo hace en quercíneas, principalmente en encina (12 por ciento) y solo un nido en alcornoque, mientras que 17 parejas se localizaron en enebro rojo.

El informe explica que el empleo de un tipo u otro de sustrato de nidificación está fundamentalmente condicionado por las especies predominantes en cada provincia.

De esta forma, en Ávila la mayoría de las plataformas se ubican en pino resinero y negral y es más testimonial en silvestre, piñonero, encina y enebro. En Salamanca se ubican en encina, pino resinero, enebro y, de forma ocasional, en alcornoque, mientras que en Segovia la mayor parte ubican sus plataformas en pino silvestre y una pareja en pino resinero. En Burgos, cuatro de los seis nidos ocupados son artificiales y dos naturales, en ambos casos situados sobre pino silvestre.

El estudio pone de manifiesto que las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) albergaron el pasado año 530 parejas, lo que supone un 90,6 por ciento del total de parejas reproductoras, de manera que sólo 55 quedarían fuera de esta figura de protección. Destacan la ZEPA de Sierra de Guadarrama en Segovia con 192 parejas, seguida de la de Valle de Iruelas en Ávila con 173 y, con valores más bajos, Quilamas, con 85.

El informe incide en que la evolución de la población de la red ZEPA ha sido «muy positiva» en las últimas dos décadas, al pasarse de 221 parejas en 2000 a 530 en 2020.

Una de las conclusiones es que la evolución de la población reproductora de buitre negro en la Comunidad en las últimas dos décadas es «claramente positiva» con el incremento de parejas en la mayor parte de las colonias y la recolonización de áreas de reproducción «históricas».

A pesar de la tendencia general positiva, entre 2018 y 2019 se detectó un ligero descenso en el número de parejas (de 495 a 483), aunque en 2020 se detecta una tendencia positiva en todos los núcleos de población excepto en la Sierra de Gata, donde se mantiene estable desde 2017. Destaca el aumento en términos relativos en Sierra de Francia, donde ha aumentado un 40 por ciento (de 72 parejas en 2019 a 101 en 2020), mientras que en términos absolutos destaca el incremento de 51 en Guadarrama (de 143 en 2019 a 194 en 2020).

La tendencia a largo plazo es positiva en todas las provincias si se comparan los resultados de los censos, con una clara tendencia ascendente en Ávila, una más estable en Salamanca y un incremento en Segovia hasta 2017 que ha seguido de un descenso en 2018 y un «fuerte» repunte en 2020 (de 140 parejas en 2019 a 193).

El informe concluye que la especie en Castilla y León sigue manteniendo un estado de conservación «favorable» con tendencia «mejorando».