El Banco Central Europeo (BCE) tiene por delante el reto de mantener una comunicación clara y eficaz frente al extraordinario nivel de incertidumbre actual, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que espera que el ‘Guardián del euro’ sea capaz de mirar más allá de las presiones inflacionistas transitorias ante la perspectiva de una inflación subyacente débil a medio plazo para mantener «una orientación de política monetaria altamente acomodaticia».
«Dado que se espera que la dinámica de la inflación subyacente se mantenga débil a mediano plazo, el BCE debería mirar a través de las presiones inflacionarias transitorias y mantener una orientación de política monetaria altamente acomodaticia», concluye la misión del FMI en su declaración final sobre políticas de la zona euro.
En este sentido, los técnicos de la institución con sede en Washington subrayan que el BCE «deberá aclarar pronto» cómo se mantendrá el apoyo monetario cuando se eliminen gradualmente medidas de estímulo implementadas durante la crisis como el programa de compras de emergencia por la pandemia (PEPP) y la tercera ronda de Operaciones de refinanciamiento a largo plazo (TLTRO III).
No obstante, el BCE también debería estar preparado para reducir y luego cancelar las compras de activos y las TLTRO, seguidas de un ajuste gradual de los tipos de interés, en caso de que la inflación alta resulte más duradera de lo esperado.
Por otro lado, el FMI considera que la adopción formal de una meta de inflación simétrica del 2% por parte del BCE ha eliminado la ambigüedad que rodeaba el objetivo anterior, proporcionando así más claridad sobre el enfoque del banco central.
En cuanto al sector financiero de la zona euro, el Fondo reconoce que el impacto de la pandemia «ha sido hasta ahora menor de lo que se temía inicialmente», aunque subraya que la vigilancia sigue siendo crucial.
A este respecto, recuerda que los resultados de los test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (ABE) mostraron que los bancos europeos siguen siendo resistentes incluso en un escenario macroeconómico adverso.
«Sin embargo, un aumento de las insolvencias del sector empresarial a medida que se eliminan los planes de garantía pública, un reconocimiento más completo de las pérdidas crediticias y una posible corrección en el valor de los activos (especialmente en los mercados inmobiliarios) podrían afectar al capital bancario», advierte el FMI.
Por lo tanto, recomienda que los bancos de la zona euro mantengan reservas considerables y que los supervisores continúen asegurándose de que el reconocimiento de pérdidas sea suficientemente y los niveles de provisiones adecuados.
Asimismo, considera que algunas autoridades nacionales de la zona euro «deben endurecer su postura macroprudencial» para respaldar la resistencia frente a las valoraciones de los activos hinchadas, especialmente en los mercados inmobiliarios, así como frente al elevado endeudamiento de los hogares.