La irrupción de la Covid-19 ha puesto en peligro y aleja el fin de la pandemia de sida, denuncia la fundación Salud por Derecho en la campaña #VIHdasOlvidadas que lanza en el marco del Día Mundial del Sida, y en la que recuerda que hay pandemias que no se combaten con mascarillas.
La campaña advierte del enorme impacto que está teniendo la Covid-19 en el acceso a los servicios diagnóstico y de prevención del VIH, especialmente en el caso de las personas más vulnerables y que corren un mayor riesgo de infectarse: hombres que tienen sexo con otros hombres, trabajadores y trabajadoras sexuales, población trans, usuarios de drogas inyectables y personas encarceladas. Estas poblaciones -y sus parejas sexuales- representan el 65% del total de las nuevas infecciones a nivel global.
El Fondo Mundial de lucha contra el sida, tuberculosis y malaria, el mayor organismo internacional para hacer frente a estas pandemias (en el caso del VIH, por ejemplo, ofrece tratamiento al 80% de los 27 millones de personas que lo reciben), advierte de que el año pasado, en los países en los que está presente, se realizaron un 22% menos de pruebas de diagnóstico del VIH, disminuyó un 11% el número de personas que tuvieron acceso a programas de prevención y descendió un 4,5% el número de madres bajo tratamiento para prevenir la transmisión del VIH a sus bebés.
«Estamos hablando de países con sistemas de salud muy débiles y con pocos recursos, tanto económicos como humanos, que han tenido que ponerse al servicio de la lucha contra la Covid-19. Eso ha tenido un impacto directo en los programas de diagnóstico y de prevención VIH y también de otras pandemias, como la malaria y la tuberculosis», afirma Vanessa López, directora de Salud por Derecho.
Salud por Derecho recuerda que para acabar en 2030 con el VIH como problema de salud pública global, como recogen los objetivos de Naciones Unidas, la comunidad internacional debe tomar medidas urgentes y movilizar los recursos necesarios. «La Covid-19 ha evidenciado más que nunca que tenemos que invertir en sistemas sanitarios fuertes, mejor dotados, más resistentes y sostenibles para que la salud llegue a todo el mundo y para poder hacer frente a las actuales y futuras pandemias», añade López.
La fundación advierte también de que será fundamental aumentar la inversión global. «No hemos cumplido con los objetivos financieros de 2020 y nos alejamos cada vez más del camino hacia el fin de la pandemia de sida en 2030» señala López.
«En la Declaración Política sobre sida de 2016, los países acordaron invertir 26.000 millones de dólares para 2020 en los países de ingresos bajos y medios más afectados por la pandemia. Sin embargo, a finales de 2020 solo hubo disponibles 21.500 millones, muy lejos de lo acordado», afirma.