GeSIDA ha estimado que entre 130.000 y 160.000 personas en España están infectadas por el VIH, de las cuales, el trece por ciento lo desconoce, según la organización, por lo que España no ha alcanzado los objetivos 90-90-90 planteados por ONUSIDA para 2020.
Este objetivo pretendía contribuir al fin del SIDA, ya que planteaba que el 90 por ciento de las personas con VIH estuvieran diagnosticadas, el 90 por ciento de los diagnosticados recibieran tratamiento y el 90 por ciento de estas tuvieran carga viral indetectable. Según los últimos datos de la Estimación del Continuo de Atención del VIH en España, el 86,2 por ciento de la población española con VIH estaba diagnosticada, el 93,4 por ciento ya recibían tratamiento y la supresión viral se encontraba en el 90,4 por ciento de los casos.
Esto se ha puesto de manifiesto este lunes en el XII Congreso Nacional de GeSIDA, que se celebra en Málaga hasta el 2 de diciembre, y donde más de medio millar de expertos nacionales e internacionales abordarán los principales avances y controversias en la lucha contra el SIDA, así como se presentarán más de 200 estudios, que también abordarán otras problemáticas importantes vinculadas a la transmisión del VIH en España, como es el envejecimiento de los pacientes que viven con el virus, el fenómeno del ‘chemsex’ (uso de drogas en contextos sexuales) o los avances conseguidos para lograr el objetivo final de erradicación del virus.
«El congreso de GeSIDA es el gran punto de encuentro de la investigación española sobre VIH, una de las citas más relevantes en nuestro calendario anual en la que ponemos en común los avances conseguidos en el último año para así seguir mejorando en nuestra labor. Los numerosos avances conseguidos en la lucha contra el SIDA pueden caer en saco rato si no se reconoce en España la especialidad médica de Enfermedades Infecciosas, que asegure la continuidad del trabajo emprendido por numerosos expertos hace ahora justo 40 años, cuando irrumpió la pandemia del SIDA, que atraiga a nuevos profesionales y asegure el relevo generacional, que también pueda aportar su experiencia y capacitación a otros escenarios, como el dibujado recientemente por la pandemia de la COVID-19», ha destacado el presidente de este la organización, José Ramón Arribas.
En este sentido, Arribas ha reclamado contar con una especialidad médica específica de infecciosas, no sólo en previsión de las necesidades futuras que precisará la lucha contra el VIH, sino en las que ya plantea actualmente. «Hoy día, el VIH-SIDA sigue siendo un grave problema de salud pública que, si bien no genera tantas muertes como hace dos décadas, carece de cura y genera un profundo impacto en la calidad de vida de las personas que tienen el virus», ha precisado.
Entre los principales retos para el futuro, GeSIDA ha remarcado la mejora de las estrategias de prevención y el diagnóstico precoz. En el primero de los casos, los profesional han apuntado la importancia de incrementar la realización de los test diagnósticos por parte de médicos de atención primaria y médicos especialistas; también se apunta a la dispensación del autotest de diagnóstico en oficinas de farmacia sin necesidad de receta, incluso la realización del test VIH universal a todas aquellas personas que se realicen un análisis de sangre. A ello habría que sumar nuevas estrategias de prevención como la PrEP (profilaxis prexposición).
Asimismo, junto a la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar la prevención y el diagnóstico precoz, desde GeSIDA también se considera necesario perseverar en nuevas iniciativas de sensibilización e información que ayuden a acabar con el estigma que aún persigue a esta infección, el desconocimiento que de ella tiene la población joven o aquellas prácticas emergentes -como es el caso del ‘chemsex’, el uso de drogas recreativas en entornos sexuales- que favorecen la aparición de nuevos casos.
ENVEJECIMIENTO DEL PACIENTE
Otro tema de actualidad en el abordaje del VIH en España y que tendrá especial tratamiento en este congreso es el envejecimiento de las personas que tienen el virus. «Actualmente, gracias a los tratamientos antirretrovirales disponibles, las personas con el VIH tienen un buen pronóstico de salud y una esperanza de vida que casi se aproxima a la de las personas sin el virus. Como consecuencia de estos avances, en la actualidad, las causas principales de enfermedad y muerte entre las personas con el VIH son las enfermedades asociadas a la edad; por lo que su prevención, diagnóstico, cuidados y tratamiento son una prioridad en la atención médica», ha destacado el doctor Antonio Rivero.
Las personas con VIH son clasificadas como pacientes de edad avanzada a partir de los 50-55 años, mientras que en medicina general las personas son clasificadas como mayores y pueden acceder a la atención geriátrica a la edad de 75 años. En los países desarrollados se estima que el 30% de todos los adultos con el VIH tiene 50 o más años, y es probable que para la próxima década más de la mitad de las personas infectadas por el VIH sean mayores de 50 años. Estos datos ponen de manifiesto la creciente importancia que va a tener este colectivo de pacientes y que conllevará la necesidad de incrementar los lazos de colaboración multidisciplinar con compañeros de otros ámbitos sanitarios a fin de ofrecer la mejor asistencia.
Así pues, GeSIDA destaca que las personas que viven con VIH presentan más comorbilidades y pueden presentar un envejecimiento más precoz que aquellas no infectadas por el virus. Por ello se considera necesario establecer unos cuidados especiales de estas personas para reducir su morbilidad y mortalidad, así como para mejorar su calidad de vida. Entre otras medidas, deben establecerse mayores controles y seguimientos ante la aparición de patologías comunes en este ámbito, como es el caso de la hipertensión arterial, la diabetes, la EPOC, deterioro de la función renal, menor densidad ósea o tumores, entre otros.