El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha advertido este lunes de que la aparición de Ómicron es «otro recordatorio» de que la Covid-19 «no ha terminado con nosotros» y de que «las ganancias ganadas con esfuerzo podrían desaparecer en un instante».
En estos términos se ha referido durante la apertura de la Asamblea Mundial de la Salud, que celebra hasta el 1 de diciembre una reunión extraordinaria, en la que los Estados miembros plantearán el fortalecimiento de la preparación y la respuesta de la OMS a las emergencias sanitarias.
«Estamos viviendo un ciclo de pánico y negligencia», se ha lamentado. «No podemos acabar con esta pandemia a menos que solucionemos la crisis de las vacunas. En menos de un año, se han administrado casi 8.000 millones de vacunas en todo el mundo, la mayor campaña de vacunación de la historia», sien embargo los países de bajos ingresos, la mayoría de ellos en África, han recibido solo el 0,6% de todas las vacunas.
«Todo el mundo sabe que las pestes tienen una forma de repetirse en el mundo… Ha habido tantas plagas como guerras en la historia, pero siempre las plagas y las guerras toman a la gente por igual por sorpresa», ha señalado Tedros, abriendo su discurso con esta cita de ‘La peste’, novela escrita en 1947 por el argelino-francés Albert Camus.
«Los brotes, epidemias y pandemias son un hecho de la naturaleza y una característica recurrente de la historia registrada, desde la plaga de Atenas en el 430 a. C., hasta la peste negra, la pandemia de influenza de 1918 y la Covid-19», sin embargo, «eso no significa que estemos impotentes para prevenirlos, prepararnos para ellos o mitigar su impacto».
«No somos prisioneros del destino ni de la naturaleza», ha asegurado convencido de que la capacidad para acabar con esta pandemia será una prueba de la capacidad para prevenir y responder eficazmente a futuras pandemias, y para ello es necesario un «liderazgo valiente y compasivo», así como «fidelidad a la ciencia», «generosidad» en el intercambio de I+D y «compromiso inquebrantable con la equidad y la solidaridad».
«No deberíamos necesitar otra llamada de atención, deberíamos estar bien despiertos ante la amenaza de este virus», ha recordado el director general de la OMS, quien ha recordado que el Mundo tiene una gran capacidad para anticiparse a las pandemias, prepararnos para ellas, desentrañar la genética de los patógenos, detectarlos en sus etapas más tempranas, y «evitar que se conviertan en desastres globales y responder cuando lo hagan».
Y, sin embargo, se ha lamentado, «aquí estamos, entrando en el segundo año de la crisis de salud más aguda en un siglo, y el mundo sigue en sus garras». Auque ha reconocido que hay países que se encuentran estables, mientras otras regiones están en «declive», ha reiterado de que «ninguna región, ningún país, ninguna comunidad ni ningún individuo está a salvo hasta que todos estemos a salvo».
«La aparición de la variante Ómicron altamente mutada subraya cuán peligrosa y precaria es nuestra situación. Se debe agradecer a Sudáfrica por detectar, secuenciar y reportar esta variante, no penalizar», ha manifestado el director general de la OMS, señalando que el mundo necesita un nuevo acuerdo sobre pandemias, ya que el sistema actual desincentiva a los países de alertar a otros sobre amenazas que inevitablemente aterrizarán en sus costas.
Asimismo, ha afirmado que se está investigando con urgencia científicos de todo el mundo sobre la nueva variantes, su trasmisión, gravedad, riesgo de reinfecciones y de riesgo de evadir las vacunas.
LA FALTA DE VACUNAS AYUDA A PROPAGAR EL VIRUS
Nuevamente ha apremiando a los países ricos a colaborar en la donación de vacunas, así como a liberar las patentes para que hay un acceso equitativo en el mundo a las vacunas y nuevos tratamientos contra la Covid-19. «Hace ya un año, cuando algunos países llegaron a acuerdos bilaterales con los fabricantes, advertimos que los más pobres y vulnerables serían pisoteados en la estampida mundial de vacunas. Y eso es exactamente lo que ha sucedido», se ha lamentado.
La OMS «entiende y apoya» la responsabilidad de cada Gobierno de proteger a su población, pero recuerda que un acceso equitativo de las vacunas no es «caridad», «es lo mejor para todos los países», ya que cuanto más persista la desigualdad en las vacunas, «más oportunidades tendrá este virus de propagarse y evolucionar de formas que no podemos predecir ni prevenir».
Por tanto, ha vuelto a pedir en nombre de la OMS a todos los Estados miembros que apoyen los objetivos de vacunar al 40% de la población de todos los países para finales de este año y al 70% para mediados del próximo, puesto que 103 países aún no han alcanzado la meta del 40%, y más de la mitad de ellos corren el riesgo de no alcanzarla antes de fin de año, «simplemente porque no pueden acceder a las vacunas que necesitan».
«No hay duda de que las vacunas han salvado muchas vidas y han ayudado a sofocar la pandemia en muchos países. Los países que han logrado las tasas de vacunación más altas ahora están viendo una disociación entre casos y muertos», no obstante ha alertado que no se puede bajar la guardia en cuanto a las medidas de prevención.
«No nos referimos a los encierros, que son un último recurso en las circunstancias más extremas. Nos referimos a medidas integrales y personalizadas que logran un equilibrio entre la protección de los derechos, las libertades y los medios de vida, al tiempo que se protege la salud y la seguridad de los más vulnerables», ha añadido.