El consejero delegado de ING en España y Portugal, Ignacio Juliá, ha afirmado este lunes que «hacerse digital y tener un banco digital no es lanzar una ‘app’ para hacer transacciones», sino que consiste en «ser capaz de tener una relación personal y digital con los clientes para aportarles valor».
Así lo ha resaltado durante el XII Encuentro del Sector Financiero organizado por el diario Expansión. En este sentido, ha resaltado que convertirse en banca digital es «complejo», ya que requiere de los «productos y la comunicación adecuados».
«Del 2016 al 2020, doblamos el número de interacciones con nuestros clientes, el año pasado tuvimos 450 millones de interacciones, de las cuales el 25% las personalizamos», ha señalado Juliá.
Por otro lado, Juliá, nombrado consejero delegado de ING para España y Portugal en noviembre de 2020, ha afirmado que la decisión de cerrar el negocio de pymes estaba basada «en el foco, en dónde se tenían que poner los recursos para ser más relevantes en el mercado español».
En este sentido, ha asegurado que la entidad «no puso los suficientes recursos para hacerlo como se deben hacer las cosas». «En estas cosas o estás, y lo haces bien, o no lo estás», ha añadido, al explicar que el banco decidió apostar por el segmento de particulares y por el segmento de empresas.
Por otro lado, ha explicado que el cobro de comisiones en ciertas circunstancias por parte de la entidad se basa en la transformación del sector para «aportar valor al cliente», así como a la prolongada situación de bajos tipos de interés y a las exigencias regulatorias que son «cada vez más grandes».
Al respecto, también ha indicado que la entidad está consiguiendo incrementar los ingresos en ese entorno de tipos bajos «y eso es porque estamos diversificando o porque los clientes están contratando más productos» del banco.
Además, ha cifrado en alrededor de 50 puntos básicos el gasto por cada euro que se gestiona de sus clientes, mientras que la media de la banca española estaría en 80 puntos básicos.