- La Ruta del Vino de Rueda recorre las provincias de Segovia, Ávila y Valladolid y acoge 22 municipios con historia, 30 bodegas visitables, 46 monumentos declarados Bien de Interés Cultural.
- Un rico patrimonio culinario y multitud de actividades para realizar en la naturaleza se postula como un destino enoturístico perfecto y muy completo dentro del territorio nacional.
Cerca de 150 socios entre bodegas, restaurantes, alojamientos singulares, productores artesanos, tiendas gourmet, etc. conforman la Ruta del Vino de Rueda, una de las 34 Rutas del Vino de España con las que el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo busca fomentar el turismo de calidad en torno al vino. Situada a menos de dos horas en coche desde Madrid y con acceso en AVE desde Valladolid o Medina del Campo y en avión desde Valladolid, en sus distintas paradas el viajero podrá descubrir múltiples sorpresas: bodegas excavadas en las entrañas de sus fértiles tierras, las últimas tecnologías en materia vinícola a nivel mundial, monumentos que atestiguan la historia que ha dibujado nuestro país, singulares alojamientos en los que relajarse y recargar las pilas y los sabores únicos que ofrecen sus restaurantes y pequeños productores artesanos.
La Denominación de Origen Rueda nace en enero de 1980, época en la que proliferan los vinos frescos, afrutados y vivaces que le han dado fama mundial. El carácter de estas elaboraciones y la delicadeza propia de la verdejo, su uva autóctona más popular, han hecho que sea una de las D.O. más vanguardistas de España al incorporar, tanto en bodega como en viñedo, las últimas tecnologías en materia vitivinícola. Además, es una de las regiones donde mayor variedad de vinos e innovaciones pueden catarse gracias a nuevos proyectos que buscan desmarcarse y sorprender al consumidor.
Vinos de Rueda: Vanguardia y tradición renovada
Un claro ejemplo de bodega innovadora en la Ruta del Vino de Rueda es Finca Montepedroso (www.fincamontepedroso.com). Inaugurada en marzo de 2012, es el último proyecto vinícola emprendido por la familia Martínez Bujanda que, con bodegas en La Rioja (Finca Valpiedra) y en La Mancha (Finca Antigua), apuesta por viñedos propios localizados en las mejores zonas vitivinícolas y por una esmerada y cuidada elaboración. Situada a 750 metros de altitud en la localidad de Rueda, posee una magnífica extensión de 25 hectáreas, con suelos pedregosos y rústicos donde la vid es capaz de ofrecer un vino con mucha personalidad. El edificio, construido prácticamente a ras de la meseta, se integra a la perfección con el paisaje a través de materiales como el hormigón, el cristal y el ladrillo, y está dotado de las últimas tecnologías de vanguardia para la elaboración de sus dos vinos blancos 100 % Verdejos y puede visitarse gracias a los diferentes planes de enotursimo diseñados por la bodega.
Otra bodega con alma que está rompiendo moldes dentro del panorama vinícola nacional es Campo Elíseo (www.campoeliseo.es), situada en La Seca, en una casa solariega del siglo XVII al más puro estilo castellano que esconde en su subsuelo galerías excavadas a una profundidad de diez metros y que cuenta entre sus instalaciones con la última tecnología para la vinificación de grandes vinos blancos. Campo Elíseo es un proyecto de los reconocidos enólogos bordeleses Francois Lurton y Dany y Michel Rolland que, aunando tradición, innovación e historia, desarrollan sus propias técnicas de vinificación para dar lugar a vinos tan particulares como su Campo Elíseo Cuvée Alegre, un ensamblaje de distintas fermentaciones —una en depósitos de acero inoxidable, otra en barricas de roble y otra en huevos de hormigón— que ha sido el primer vino de Rueda en situarse en el top 100 de la revista Wine Spectator.
Naturaleza y biodiversidad
Para los amantes del aire libre, la Ruta del Vino ofrece multitud de planes que tienen como telón de fondo el río vinícola por excelencia: a su paso por Castronuño, el ‘gran padre’ Duero riega el único parque natural de la provincia de Valladolid, el de las Riberas del Castronuño, que puede recorrerse a través de diversas rutas senderistas; tanto en el propio parque como en La Nava-Rueda (Valladolid) y Tierras de Campiñas (entre Ávila y Valladolid) se encuentran diversas zonas ZEPA (protegidas por la Unión Europea) para el avistamiento de aves y, por otro lado, la línea del Duero se puede seguir a pie, en bicicleta o a caballo a través de la Senda de Gran Recorrido del Camino Real o Camino Natural del Duero (GR 14) que, a su paso por Rueda, incluye tres etapas de un total de 72 kilómetros. Además, la Ruta del Vino de Rueda acoge su propia Ruta ecuestre, senderista y cicloturista, la primera asociada al mundo del vino en España, que transcurre a lo largo de los 40 kilómetros de viñedos, castillos y tierras de cultivo que unen Medina del Campo, Rueda y La Seca.
Hay también diversas playas fluviales —en los ríos Duero, Eresma, Adaja, Zapardiel, etc.—; empresas para alquiler de bicicletas eléctricas y rutas medioambientales, ecuestres, ornitológicas o micológicas para realizar por libre o a través de agencias especializadas como Buteo (www.buteo.es), uno de los asociados, especializado en ecoturismo, desarrollo rural y formación medioambiental.
Patrimonio histórico
Por otro lado, La Ruta del Vino de Rueda atesora también un importantísimo patrimonio arquitectónico. Su estampa está jalonada por 46 monumentos declarados como Bien de Interés Cultural entre soberbios castillos, imponentes construcciones civiles, una gran colección de templos y ermitas y pueblos enteros como Madrigal de las Altas Torres (www.madrigaldelasaltastorres.es), en Ávila. Declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico por la Junta de Castilla y León, Madrigal se define por su rico conjunto monumental, por lo incierto de sus orígenes y por una serie de acontecimientos históricos. Pero, sobre todo, es conocido por ser cuna de Isabel I de Castilla.
Son visitas imprescindibles su centro histórico, la bodega histórica monumental de Los Frailes y el convento de Juan I de Castilla, donde la habitación de la reina Isabel la Católica es la joya de la corona. Y para descansar al final de la jornada, nada mejor que reservar en la posada Isabel de Castilla (www.posadaisabeldecastilla.com), un hotel adults only de solo 14 habitaciones con bañera de hidromasaje y bar lounge, salón con biblioteca y chimenea y terraza en las zonas comunes.
Gastronomía: raíces y evolución
La Ruta del Vino de Rueda es una ruta de puro hedonismo, un viaje sensorial que supone un destino turístico ideal para los amantes de la enología, pero también de la gastronomía. Entre los restaurantes que se pueden encontrar, hay opciones para todos los gustos: desde propuestas 100 % tradicionales hasta otras más innovadoras que ensalzan, todas ellas, un producto de máxima calidad y eminentemente de proximidad. Entre las primeras, destaca, por ejemplo, la de la Posada El Foro (www.elforoderueda.es), establecimiento familiar dirigido por David Comas y ubicado en un antiguo teatro de Rueda –de ahí su nombre– donde disfrutar de recetas de siempre –destacan sus asados de cordero y cochinillo al horno de leña, las chuletillas de cordero, el tostón asado por encargo y las carnes de cerdo ibérico fresco–elaborados con productos de cercanía las y un toque muy personal. En clave más informal, es un perfecto alto en el camino La Mejillonera (www.restaurantebarmejillonera.es), que ofrece desde mejillones con salsa thai hasta canelones de lechazo.
Aunque si hay una parada ineludible para el gourmet en la Ruta del Vino de Rueda es sin duda La Botica de Matapozuelos (www.laboticadematapozuelos.com), situado en la antigua farmacia del pueblo y convertido hoy en uno de los referentes culinarios de Castilla y León con una estrella Michelin y un Sol Repsol. Aquí, el cocinero Miguel Ángel de la Cruz desarrolla una cocina sutil, contemporánea y muy personal que se nutre de ingredientes del entorno que él mismo recolecta: raíces, hierbas, bayas y plantas silvestres, con especial atención a las piñas y los piñones de esta tierra de vino y pinares. Dispone de carta y de un menú degustación, ‘Un paseo por el entorno’, por 65 € sin vino. Para acompañar su cocina de paisaje cuenta con una soberbia bodega gestionada por su hermano, Alberto de la Cruz, que incluye numerosas referencias, nacionales e internacionales, con especial predilección por los vinos de la D.O. Rueda.
Descubriendo a pequeños artesanos
La artesanía, un valor intrínseco al buen vino, es una constante en la Ruta del Vino de Rueda, donde cobran especial importancia los pequeños productores de queso –que recientemente ha obtenido la Indicación Geográfica Protegida ‘Queso Castellano’–, pan y repostería. Entre los primeros, sobresale la labor de Rueda Cheesemonger (www.ruedacheesemonger.com), una tienda especializada, ubicada en el corazón de la denominación de origen y dirigida por Fernando Rodríguez Aldudo –profesional con más de 20 años en el mundo del queso–, que selecciona los mejores quesos y los afina en antiguas bodegas subterráneas del siglo XVIII. Además de poder adquirir multitud de productos, ofrece la posibilidad de disfrutar de catas y maridajes con los vinos de la D.O. Rueda, la única, según el propietario de Cheesemonger, «que tiene un vino para cada tipo de queso».
Para los amantes del dulce, nada más placentero que dejarse caer por La Giralda de Castilla (www.matapozuelosvillagastronomica.com/giralda), un pequeño obrador artesano ubicado en Matapozuelos y dedicado a la elaboración de dulces con los ingredientes del entorno. Aquí, se pueden encontrar desde las tradicionales pastas de piñón, magdalenas, y rosquillas hasta mantecados de Verdejo y propuestas saladas como el hornazo de carne de matanza o la empanada de conejo escabechado. Cuenta con varios premios a la excelencia –Premio Mejor Pasta Seca al mantecado de Verdejo, Premio Mejor Bizcocho al ‘bollaimón’ y Plata al Mejor Producto Artesano Tierra de Sabor por la empanada de conejo escabechado– y completa su oferta con vinos, quesos y embutidos de la zona.
Para los más golosos
También merece la pena, para los más golosos, una visita a Xokoreto (www.xokoreto.com), confitería fundada en 2013 en Castronuño con el objetivo de hacer una pastelería innovadora sin olvidar la repostería tradicional y típica de la zona. Su creador, José Ignacio Colinas, es docente de pastelería y panadería en la Escuela Internacional de Cocina de Valladolid y en el Centro de Referencia Nacional de Industrias Alimentarias de Salamanca y ha sido premiado en varias ocasiones, destacando el primer premio en el Concurso Nacional de Torrijas 2017 en la categoría de innovación. Entre sus productos, elaborados con materias primas de primera calidad en el propio obrador, pueden encontrarse pastelitos, postres, tartas, magdalenas, bollería salada, canapés, empanadas, etc., aunque su especialidad son los bombones y turrones. Disponen de servicio de catering para eventos y distribuyen a tiendas y restaurantes de toda la provincia de Valladolid.
En esta línea, cabe destacar también Pecado Artesano (www.pecadoartesano.com), panadería artesana de referencia en Medina del Campo. Al frente de ella se encentran Maicu y Enrique, cuya relación con la repostería fue un amor a primera vista: ambos llevaban tiempo pensando en cambiar de aires cuando encontraron una vieja caja con recetas en la casa de la abuela. Su aventura empresarial se centra en recuperar recetas antiguas y técnicas de hace cien años –solo utilizan sólo harina, agua, sal y su propia masa madre natural, sin químicos ni levaduras industrializadas– valiéndose, eso sí, de los medios actuales para conseguir fermentaciones muy largas que dan como resultado panes con sabores y aromas increíbles que sólo los más ancianos recuerdan. Son célebres sus hojuelas y pecaditos, así como su gran gama de bizcochos, magdalenas, pastas, galletas y dulces navideños, y ofrecen también cursos y talleres orientados tanto para hacer pan en casa como para profesionales.