Así como el cuerpo te puede pedir cosas dulces, también hay momentos donde se te apetece comer cosas saladas. Es algo normal, pero desde luego, con la ingesta de la sal se te viene la sed luego de haber probado el alimento que querías. Existen muchas teorías sobre la sal, y el hecho de que promueve las ganas de tomar líquidos. Algunos afirman que, en lugar de acelerar la sed, conduce más bien a que tengas más hambre. Sin embargo, hay una realidad en todo esto, y es que mientas más sal tomes más ganas beber agua te surgen. Y, como ya sabes, es un riesgo para tu salud que la alimentación sea alta en este ingrediente.
3La sal te impide disfrutar las comidas
Evidentemente, las comidas saladas no se pueden disfrutar. A pesar de que hay alimentos que tienden a poseer un punto de sal elevado, al final se traduce en una degustación que, no sólo será perjudicial para tu organismo, sino que tampoco la aprovecharás que digamos. El escenario más inmediato es que corres por agua, ya que lo que te has llevado a la boca te ha ocasionado esa necesidad de hidratarte. Algunos optan por el vital líquido. Mientras que otros, para pasar el momento, incluyen otro tipos de bebidas: zumos, gaseosas o un vino.