El Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i) ha documentado que los grabados de la cueva de Don Juan en Jalance (Valencia) pueden adscribirse al Paleolítico superior, con una edad mínima de 12.000 años.
La cueva de Don Juan ha abierto sus puertas al público una vez finalizados los trabajos de documentación y protección de los grabados que ha realizado el IVCR+ i en colaboración con el Ayuntamiento de Jalance.
El proyecto de investigación que realiza el instituto desde hace años localizó unos grabados que ocupan una extensión de cuatro metros cuadrados que estaban cubiertos de una delgada costra calcárea formada por calcita cristalina y ‘moonmilk’ (formación calcárea muy blanda que con el paso del tiempo se endurece hasta conseguir un estado sólido), explica Cultura de la Generalitat.
Mediante técnicas fotogramétricas, los técnicos descubrieron una serie de haces de líneas paralelas de trazado sinuoso que se entrecruzan y motivos en retícula que por estilo pueden adscribirse al Paleolítico superior, con una edad mínima de 12.000 años. Para una datación más precisa se datarán las muestras de calcita obtenidas en el Laboratorio de Geología de la Universidad Complutense de Madrid, mediante la técnica de torio-uranio.
HUELLAS DE NIÑOS Y UN ADULTO
En la misma zona se superponen impresiones longitudinales de dedos y la huella de una mano humana. Por su tamaño y características formales las huellas se pueden atribuir a niños y a una persona adulta. La precisión y el detalle de las impresiones sobre el ‘moonmilk’ permite observar las huellas dactilares dejadas por personas hace 12.000 años.
Junto a los trabajos de documentación, el IVCR+i ha asegurado la conservación de los grabados con la instalación de una pantalla de protección con un sistema de iluminación adecuado para favorecer la contemplación de los grabados por los visitantes a la cueva.
La cueva de Don Juan se localiza en la Sierra del Boquerón, en los cañones del río Júcar. Se trata de una amplia caverna, con un recorrido superior a 500 metros y numerosas formaciones cársticas, que desde 1981 está abierta al público como cueva turística gestionada por el Ayuntamiento. Por su interés geológico, está incluida en el catálogo de cuevas protegidas de la Generalitat.