La contaminación del aire implica un riesgo importante para la salud y por ello las instituciones promueven iniciativas y normas para mejorar su calidad, evitando accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón, asma y neumopatías.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en los últimos cinco años, nueve de cada diez personas del planeta viven en lugares donde no se respetan sus directrices respecto a calidad del aire que respiramos, con lo que cada año calcula unas 4,2 millones de muertes prematuras.