7 sociedades científicas y pacientes exigen la puesta en marcha de un Plan Estratégico Nacional de la Migraña

Siete sociedades científicas de Atención Primaria, Neurología, Enfermería, Urgencias, Farmacia Hospitalaria y Farmacia Comunitaria, entre las que se encuentra la Sociedad Española de Neurología (SEN), junto con la Asociación de Pacientes AEMICE y el apoyo de la farmacéutica Lilly han exigido este miércoles la aprobación de un Plan Estratégico Nacional de la Migraña porque «es un problema que engloba todos los ámbitos de la vida» y que afecta al doce por ciento de la población española.

Así lo han reconocido los expertos que han presentado, en una rueda de prensa ‘on line’, el ‘Libro Blanco de la Migraña en España’, que ha contado con la participación del doctor Antonio Ciudad, responsable médico del área de Neurociencia de Lilly; el doctor Pablo Irimia, neurólogo de la Clínica Universitaria de Navarra; el doctor Pablo Baz, médico especialista en medicina de familia del Centro de Salud Ciudad Rodrigo; e Isabel Colomina, paciente y presidenta de AEMICE.

La publicación de este documento responde, tal y como ha explicado Antonio Ciudad, a la necesidad de aumentar la concienciación social y sensibilizar en cuanto a la importancia de optimizar los recursos dirigidos al abordaje y tratamiento de esta patología. El Libro Blanco tiene el objetivo de dar a conocer el proyecto, que se ha elaborado desde una perspectiva multidisciplinar, que incluye todas las partes implicadas en el abordaje y tratamiento de la migraña.

Esta enfermedad, que tiene un retraso en el diagnóstico de seis años, afecta al doce por ciento de las personas en España, según ha explicado Pablo Irimia, que ha sostenido que se trata de la tercera enfermedad más frecuente en la población y que es capaz de afectar a cualquier grupo de edad. Además, ha añadido que en uno de cada cuatro hogares españoles hay, al menos, una persona que padece de migrañas.

«La migraña no es un simple dolor de cabeza, es una enfermedad neurológica compleja muy frecuente y se trata de la primera causa de discapacidad entre los 16 y 49 años», ha manifestado.

En este sentido, el profesional ha detallado que las personas que tienen una crisis de migraña durante los episodios presentan un dolor de «gran intensidad» que, en ocasiones, puede ir acompañado de náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido. «Es una enfermedad que tiene un impacto enorme sobre las actividades diarias. Los pacientes deben faltar al trabajo con frecuencia, viendo mermada su productividad. También tiene un alto coste hospitalario, ya que cada paciente/año cuesta unos 13.000 euros», ha subrayado.

Sin embargo, Irimia ha recordado que existen tratamiento específicos para la migraña y también tratamientos preventivos para el dolor de cabeza que permiten reducir la frecuencia e intensidad de las crisis pero ha puesto de manifiesto que menos del 30 por ciento reciben un tratamiento específico y menos de un catorce por ciento, que requieren este tratamiento preventivo de forma continuada, lo reciben en la práctica clínica.

Por ello, ha aseverado que el Libro Blanco pretende visibilizar la situación actual de la migraña y, a su vez, establecer una serie de estrategias para mejorar la atención de los pacientes y anhela que este sea un primer paso para realizar un Plan Estratégico Nacional de la Migraña y así logre que «el abordaje de la enfermedad sea más eficiente y más igualitario».

SE REQUIERE MÁS FORMACIÓN E INFORMACIÓN SOBRE LA ENFERMEDAD

Por su parte, Pablo Baz ha detallado el recorrido que realiza el paciente con migraña a su llegada al hospital, quien es recibido en primer lugar por los médicos de atención primaria, responsables de realizar una aproximación de diagnóstico y un diagnóstico diferencial frente a otras cefaleas.

Este proceso, para este experto, tiene un «mal manejo» por parte de los sanitarios, puesto que el infradiagnóstico y el retraso en él implica que se pierdan años de evolución de la enfermedad. No obstante, Baz ha reconocido que una de las múltiples causas de este «mal manejo» se debe a que la Clasificación Internacional de cefaleas «no es bien conocida por los médicos de atención primaria» y «tampoco es práctica».

Hay escasa protocolización de las derivaciones y se detecta en que hay falta de comunicación interdisciplinar. Las necesidades de mejora requieren una mayor coordinación multidisciplinar», ha admitido.

Frente a esta situación, Baz ha apuntado que se deben realizar campañas de formación específicas a los trabajadores sanitarios para concienciar sobre la patología e implementar más pruebas complementarios para poder derivar una mejor orientación diagnóstica a los pacientes.

Por último, Isabel Colomina, como paciente, ha reconocido que se trata de una enfermedad con «poca empatía» por ser invisible y ha lamentado la «banalización» que gira en torno a la patología porque «se confunde con un dolor de cabeza y nada tiene que ver».

«Es importantísimo que esta enfermedad neurológica y muy discapacitante se reconozca. Muchas veces el paciente no entiende que esto es una enfermedad y necesita de tratamiento farmacológico. Es necesario educar al paciente y transmitir que, a pesar de ser una enfermedad crónica, se puede tratar y mejorar», ha concluido.