El director Fred Baillif ha presentado este jueves en la 66 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) ‘La Fam’, una crítica al sistema de casas de acogida para jóvenes de su suiza natal pero que deja espacio también para un elogio de la amistad.
Según ha indicado el realizador en rueda de prensa, quería contar estas vivencias porque ha trabajado como educador social a través de una película que combina ficción y realidad para abordar la cuestión de «si los trabajadores sociales pueden realmente ayudar a los jóvenes con problemas manteniendo con ellos una distancia profesional».
‘La Fam’ se adentra en el día a día de un hogar temporal juvenil para víctimas de abusos atendido por asistentes sociales, y cuestiona el sistema de casas de acogida para niños y jóvenes en Suiza y, por extensión, en otros países europeos. Además, ha añadido que en la cinta «aparece mucho la palabra ‘protección’ porque es en lo que se centra el sistema, dejando de lado la emoción y el cariño, que también son aspectos fundamentales sobre los que pone el foco el filme». «Es un fallo del sistema», ha lamentado.
Para documentarse, ha señalado que visitó varios hogares de acogida y trabajó durante dos años con las actrices haciendo talleres de improvisación. «Ellas han pertenecido al lugar», ha incidido, mientras que «el guion ha sido algo construido, sobre todo, por los protagonistas». «No me atrevía a escribir un diálogo sobre algo tan real y verídico», ha reconocido.
Además, fue a visitar uno de los centros que conocía de su etapa como educador social, donde conoció a Claudia Grob, su directora, que en la película interpreta a Lora, personaje basado en sí misma. Le gustó mucho el proyecto y durante dos años trabajamos con las chicas en talleres de improvisación y documentándonos», ha señalado el cineasta, que ha repasado ante los medios de comunicación cómo fue el rodaje de la película, que realizó cámara en mano: «Se hizo así porque quería estar muy cerca de las caras de las protagonistas para mostrar su realidad.
«Era difícil saber dónde colocar la cámara por si, en un momento dado, una de las chicas salía corriendo», un método que le ha permitido tener mucha flexibilidad para poder adaptarse a las circunstancias y dotar a la película de un mayor realismo.
Dos de las protagonistas han acompañado también a Baillif en su encuentro con la prensa en Valladolid: Anaïs Uldry, que sí tiene la experiencia de vivir en un hogar de acogida, y Charlie Areddy, hija del director de fotografía de ‘La Fam’, que, en principio, «iba a ser figurante». Tras verla en el rodaje de una escena en la que participa, Baillif decidió que tuviera un papel principal. A su juicio, la mayor dificultad ha estado, precisamente, «no haber vivido en uno de esos centros», por lo que ha reconocido que construir el papel le ha sido «difícil, aunque maravilloso».
Para ambas, participar en este proyecto ha sido «una experiencia impresionante». «Fred nos retiraba cinco minutos antes de cada escena y nos decía lo que iba a pasar en rasgos generales, y, a partir de ahí, teníamos que improvisar, lo que resultaba muy emocionante», ha relatado Uldry.
Precisamente, esa libertad a la hora de rodar es la que ha permitido al director «transformar las dificultades en ventajas»: «Teníamos muchos problemas para conciliar horarios con las chicas y, a veces, no estaban cuando íbamos a rodar, así que íbamos improvisando».
Baillif también ha hecho referencia a la estructura del filme, con escenas que crean círculos narrativos: «No es algo casual: me pareció interesante para mantener el drama durante toda la película, deconstruyendo y desgranando todo poco a poco».
Otra de las dificultades que ha apuntado el director es que, dos semanas antes de comenzar con el rodaje de la película, el centro en que iban a trabajar les cerró sus puertas «porque entró una nueva directora que creyó que debía proteger a las chicas de este proyecto», ha relatado. «Algunas de ellas eran mayores de edad y han participado igualmente, pero dos eran menores y no han podido», ha señalado Baillif, que buscó otra casa de acogida en la que poder rodar. Sin embargo, lejos de frustrarle, asegura que esto le dio «muchas más ganas y motivación para denunciar lo que ocurre en estos centros».
El estreno en salas de la película está previsto para marzo de 2022 en Suiza, Francia y Bélgica y, según ha avanzado el director «quizá también llegue a los cines de España para entonces».