Si has leído El Quijote, seguramente el siguiente párrafo te sonará familiar; y es que, precisamente de la inspiración de Miguel de Cervantes en este libro, va el plato del que hablaremos hoy, ‘duelos y quebrantos’.
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no a mucho tiempo que vivía un Hidalgo de los que lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”
De esta forma se menciona en El Quijote al plato que hoy nos reúne y si quieres saber de qué va, tienes que leer hasta el final para que lo disfrutes en casa y te deleites con su sabor.
9Añade los huevos y el aderezo: el toque aromático y de sabor lírico de El Quijote
Cuando hayas batido los huevos será el momento de añadirlos a la sartén junto al bacon, al chorizo, el ajo y la cebolleta.
Vierte los huevos batidos e incorpora perfectamente la mezcla de duelos y quebrantos. (no tires las cáscaras, entérate cómo puedes aprovecharlas) Pon a punto de sal, la cual de seguro no hará falta añadir o tan solo añadirás un poco, ya que el bacon y el chorizo aportan una buena dosis de sal a la preparación. Adereza los huevos revueltos con tomillo y un poco de pimienta negra recién molida; estos ingredientes terminarán de dar la nota lírica a esta receta.