A la hora de comer unas costillas, pocos placeres en la vida se comparan con el que se experimenta al de poder saborear en cada bocado, la carne más jugosa y tierna sin necesidad de halar y luchar para desprenderla del hueso.
Mientras que la peor experiencia es tener que luchar para despegar del hueso el trozo de carne que se desea degustar; y peor aún resulta, cuando la carne que finalmente degustas es dura y seca. Si quieres disfrutar de una textura exquisita, una jugosidad alucinante y una consistencia perfecta que se desprende sola para que puedas comerla, tienes que mirar lo que voy a contarte para que puedas lograrla.
6Prepara las costillas de la forma correcta para que mantengan la humedad
Toma las costillas e imprégnalas muy bien con la marinada seca. Es importante que queden perfectamente impregnadas. Una vez hecho esto, corta un pedazo de papel de aluminio de tamaño grande y coloca las costillas encima.
La intención es crear una especie de bolsa con papel de aluminio para las costillas, pero sin cerrarla completamente en la parte superior. No cierres aún el papel por completo para que puedas añadir el ingrediente mágico que las hará definitivamente desprenderse del hueso.