A la hora de comer unas costillas, pocos placeres en la vida se comparan con el que se experimenta al de poder saborear en cada bocado, la carne más jugosa y tierna sin necesidad de halar y luchar para desprenderla del hueso.
Mientras que la peor experiencia es tener que luchar para despegar del hueso el trozo de carne que se desea degustar; y peor aún resulta, cuando la carne que finalmente degustas es dura y seca. Si quieres disfrutar de una textura exquisita, una jugosidad alucinante y una consistencia perfecta que se desprende sola para que puedas comerla, tienes que mirar lo que voy a contarte para que puedas lograrla.
2Comienza por atemperar la carne
Retira la carne de la nevera entre 30 minutos a una hora de anticipación a su cocción. Es necesario que las costillas se encuentren a temperatura ambiente antes de introducirlas al horno.
Si llevas al horno unas costillas frías, lo que sucederá será que la parte externa se cocinará más rápido que el interior, quedando una cocción muy seca en su superficie y mal cocida por dentro.