Una dosis de refuerzo de la vacuna contra la COVID-19 de Moderna administrada a macacos rhesus unos seis meses después de su serie de vacunas primarias aumenta significativamente los niveles de anticuerpos neutralizantes contra todas las variantes conocidas del SARS-CoV-2 que son motivo de preocupación, según un nuevo estudio de científicos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
El estudio, publicado en la revista ‘Science’, también demostró que el aumento de las respuestas de anticuerpos neutralizantes se mantuvo durante al menos ocho semanas después del refuerzo, fue significativamente mayor que después de la serie de vacunas primarias y generó una protección de alto nivel, es decir, la capacidad de limitar significativamente la replicación del virus en los pulmones y la nariz. Estos datos sugieren que el refuerzo desencadena una fuerte respuesta de memoria inmunitaria y una inmunidad potencialmente más duradera.
Los investigadores también determinaron que tanto la vacuna ARNm-1273 desarrollada para atacar el virus original del SRAS-CoV-2 como una versión ligeramente modificada de la vacuna dirigida a la variante Beta, eran equivalentes en su capacidad de potenciar las respuestas de los anticuerpos y proteger.
Este estudio se realizó hace seis meses, cuando la variante Beta del SARS-CoV-2 era una de las principales preocupaciones. Los investigadores se centraron en la variante Beta porque, según ellos, es la que ha mostrado sistemáticamente una mayor capacidad de resistencia a la neutralización, lo que probablemente reduzca la eficacia de la vacuna.
Aunque Delta se ha convertido en la variante del virus dominante en Estados Unidos, debido a su alta transmisibilidad, solo tiene una capacidad intermedia para resistir la neutralización, afirman los autores del estudio.
Los científicos apuntan que, en las personas, una vacuna de refuerzo con ARNm-1273 podría mejorar la duración y la potencia de la protección contra la infección de las vías respiratorias superiores e inferiores por cualquiera de las variantes del SRAS-CoV-2 en circulación, incluida Delta.
Esto sería especialmente importante para mantener la protección contra la enfermedad grave y posiblemente limitar la infección leve y la transmisión del virus. Sus resultados apoyan la vacuna de refuerzo en los ancianos, las personas con condiciones de salud preexistentes, los que tienen una exposición de alto riesgo y los que respondieron mal a la vacunación primaria.