Joan Laporta se encontró el pasado mes de marzo con el peor regalo posible tras su elección como presidente electo del Barça: un club en bancarrota, al límite económicamente hablando y con graves agujeros deportivos y extradeportivos. Entonces, la junta directiva que le acompaña, entre ellos Ferrán Reverter, director general, explicó que «la gestión de Bartomeu fue nefasta». Nada nuevo, es verdad. El problema viene cuando ni el propio Joan Laporta supo cómo meter mano a esta situación.
Ello hacía peligrar a un Barça que se encontraba, más que nunca, en la cuerda floja. Fue el mismo vicepresidente económico, Eduard Romeu, quien fue un paso más allá. «Yo diría que hubo hasta mala fe. Jugaron con el Barça», mantuvo el directivo. Ahora, más de siete meses después de coger las riendas, parece que el presidente culé tiene un plan que trazar para avivar lo que un día fue. Lo conocemos.