Las bandas latinas ingresan 9,6 millones de euros en cuotas de pertenencia en la región, donde hay contabilizados 2.500 pandilleros, 500 de ellos niños de entre 11 y 13 años y 1.200 entre 14 y 18 años, según datos del II Observatorio de Bandas Latinas en la Comunidad de Madrid realizado por el Centro de Ayuda Cristiano.
El informe revela que la pandemia ha incrementado «de manera muy considerable» el número de jóvenes relacionados con bandas. Además, se ha adelantado la edad de incorporación a las bandas a partir de los 11 años de edad y aumentan las bandas exclusivamente femeninas, entre otras conclusiones.
Toda la información del informe proviene directamente de testimonios de adolescentes que han salido o están de proceso de abandonar una banda. En su conjunto, en los últimos cinco años esta iglesia evangélica ha atendido a unos 300 jóvenes directamente implicados.
EL NEGOCIO DE LAS BANDAS
El montante de las cuotas de pertenencia a las bandas ha aumentado el último año. Aunque varía por franjas de edad y por bandas, en términos generales los pandilleros entre 11 y 13 años abonan a la banda unos 5 euros a la semana, entre 14 y 18 años unos 20 euros, y a partir de los 19 años alrededor de 50 euros semanales, aunque se han identificado casos semanales entre 200 y 500 euros por parte de los máximos jefes en el rango y entre aquellos que han profesionalizado su actividad delictiva con robos y vendiendo estupefacientes.
Las estimaciones del Centro de Ayuda Cristiano arrojan una media semanal solo en cuotas, sin contar los beneficios de robos y venta de droga, de unos 185.000 euros semanales, es decir, 9,6 millones al año. El importe de las cuotas de pertenencia se destina organizar fiestas para fidelizar al colectivo, ayudar a los miembros con problemas o en prisión, para la compraventa de droga y para adquirir las armas.
El modo de conseguir ese dinero proviene de robos a personas en la vía pública o en tiendas, si bien también últimamente se están produciendo asaltos a domicilios particulares. Igualmente es habitual que pidan dinero generalmente a su madre para adquirir otra cosa con alguna exclusa o sencillamente que roben el dinero en la propia familia.
Quien repetidamente no contribuya económicamente recibe sanciones conforme a su rango dentro del escalafón. La peor sanción es el denominado ‘minuto de pared’, que consiste recibir golpes durante ese tiempo por parte de tres o cuatro compañeros hasta caer al suelo ensangrentado. Se sabe también de palizas muy diversas, las más habituales son recibir puñetazos en las costillas y golpes con una tabla gruesa en el trasero, detallan en el informe.
Los líderes o cabecillas territoriales de algunas bandas cobran un sueldo por hacerse cargo de las armas, y guiar y proteger al grupo. «Es su modo de vida», afirma el pastor Alberto Díaz, director del programa de bandas latinas del Centro de Ayuda Cristiano.
MÁS NIÑOS Y MÁS CHICAS
Cada vez hay más menores en las bandas, que son los encargados de portar las armas para, en caso de ser detenidos por la Policía, evitar ir a la cárcel por su corta edad, revela el estudio realizado.
Además, la incorporación de chicas a las bandas igualmente registra un incremento significativo. De hecho, ya existen bandas exclusivamente femeninas, en particular las Latin Queens; aunque también hay muchas chicas en los DDP y Trinitarios.
No son raros los casos de chicas que intentan ligar en discotecas con algunos jóvenes de otras bandas con el objetivo de obtener información: dónde se reúnen, cuántos son, cómo consiguen las armas, etc. Se sabe que algunas tienen la misión de flirtear con algún adulto yendo a su casa y, tras ponerle alguna substancia en la bebida, perpetrar el robo u obtener información relevante para la banda.
Las mujeres son también muy buscadas para portar drogas y armas, dado que no suele haber muchas mujeres policías para cachear a las chicas en el momento de una eventual detención, describen.
EL ‘PASEÍLLO’ EN LOS INSTITUTOS, LAS ARMAS E INTERNET
El Observatorio también revela cómo la pandemia ha afectado a muchos escolares, sobre todo en el segundo y tercer curso de la ESO; y alerta de la urgencia por establecer controles policiales en las inmediaciones de los colegios y por dar charlas a los alumnos sobre esta cuestión.
Según señalan en el informe, varios institutos y colegios han visto cómo a la salida de las aulas en la calle los miembros de bandas hacen un paseíllo para amedrentar a los alumnos en el momento de abandonar la escuela.
«Esta captación en los centros de enseñanza ha crecido durante la pandemia al estar cerradas las fiestas matinées de las discotecas, que históricamente eran puntos de captación de las bandas, en muchas ocasiones dueñas incluso de los locales», señalan.
Particularmente afectado en este aspecto se ha visto el IES Isaac Peral de Torrejón de Ardoz, en el Raimundo Lulio de Vallecas, en el instituto Gómez Moreno de San Blas, en los colegios Santo Domingo Savio y Jesús María de Simancas, en el instituto Celestino Mutis de Villaverde, en el Ciudad de Jaén, en el Tierno Galván en Orcasur o en el de San Fermín.
Otra novedad muy significativa de la pandemia es la proliferación reciente de ‘youtubers’ que, al calor de la fama por interpretar rap y reguetón, pronuncian letras o asoman en sus videos símbolos relacionados con las bandas. También se ha incrementado el uso de videojuegos de guerra en las redes sociales a los que los pandilleros son aficionados, entre ellos destaca la afición al ‘GTA-Grand Theft Auto’.
El mosaico de armas que utilizan apenas ha variado, aunque sí la facilidad como las adquieren a través de Internet. Se trata de bolomachetes, catanas, navajas mariposa, cúteres, bates de beísbol, pistolas de perdigones y armas cortas, casi todas ellas por menos de 50 euros excepto las pistolas y su munición, que las adquieren por unos 400 euros.
MÁS DISCRETOS CON LA PANDEMIA
Otra novedad importante que aporta este segundo Observatorio de las Bandas Latinas es que, con la pandemia, los pandilleros han dejado de reunirse en parques, polideportivos y plazas públicas para reubicarse en inmuebles vacíos o abandonados, donde preparan sus acciones delictivas. «La organización de fiestas ilegales en esos enclaves ha representado un subidón para las bandas», ha indicado el pastor.
Sus señas de identidad también han variado y ya no visten externamente prendas identitarias. Ahora, estos jóvenes intentan pasar desapercibidos para no ser identificados por las bandas rivales ni por la Policía. No obstante, en sus reuniones más privadas sí muestran su típica indumentaria basada en colores y cadenas, además de realizar saludos y consignas específicas.
Las afrentas entre pandilleros son constantes, aunque no siempre aparecen en los medios ni son detectadas por la policía, alertan en el informe.
UN AÑO DE CONFLICTOS
El 5 de enero hubo un grave altercado cuando cinco DDP dispararon a un joven de otra banda en Usera. El 6 de marzo un joven de 11 años fue apuñalado en Villaverde por un grupo de 15 jóvenes y casi pierde el dedo meñique. Pocos días después, otro joven fue atacado con machetes en la cabeza y axila.
El 14 de abril un pandillero asesinó a tiros a un joven en el distrito de Latina. Pocos días antes hubo otro tiroteo entre bandas en Ciudad Lineal y otra gran pelea entre Trinitarios y los DDP en Villaverde. Pocos días después un menor de 14 años recibió una herida profunda en la cara y semiamputación de la mano izquierda y otro joven también recibió varias puñaladas en un enfrentamiento en Usera.
También recientemente se ha celebrado un juicio a un miembro de los DDP por matar a tiros a un rival en Aluche en 2019 en el interior de un bar. La Fiscalía solicitó 24 años y seis meses de prisión.