Amparo Larrauri, investigadora del CIBERESP en el Centro Nacional de Epidemiología-ISCIII, y Katarina Prosenc, del Laboratorio de Virología y Salud Pública de Eslovenia, han advertido de «una considerable incertidumbre sobre el comportamiento del virus de la gripe en la próxima temporada 2021/22».
En un artículo publicado en la revista científica ‘Eurosurveillance’, estas expertas explican que que, por un lado, el virus de la gripe «podría no haber evolucionado antigénicamente, por lo que podría ser reconocido por el sistema inmunitario de las personas».
«Por otro lado, un mayor número de personas podría infectarse o experimentar una gripe más grave al no haber estado expuestas al virus en la temporada anterior», añaden al respecto.
En el hemisferio norte, la actividad anual de la gripe estacional suele provocar una elevada carga de enfermedad durante los meses de invierno. Sin embargo, desde marzo de 2020, el virus ha estado circulando a niveles bajos sin precedentes.
Además, coincidiendo con el inicio de la temporada europea de vigilancia de la gripe 2021/2022, varios gobiernos ya han levantado o están suavizando las restricciones contra la COVID-19 y con ello las sociedades empiezan a abrirse de nuevo, lo que podría provocar una cocirculación de la gripe con los virus del SARS-CoV-2.
En este contexto, Larrauri y Prosenc destacan que «la vacunación antigripal y el refuerzo de una vigilancia integrada de los virus de la gripe y del SARS-CoV-2 son elementos críticos para prepararse para un posible resurgimiento de la gripe en la temporada 2021/22».
Por otra parte, un artículo liderado por Cornelia Adlhoch, del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), ofrece un panorama epidemiológico y virológico de la temporada de gripe 2019/2020 y de los virus gripales dominantes que circularon en ese momento.
El artículo destaca que la reducción de la notificación en toda la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS9 coincidió con el inicio de la circulación generalizada del SARS-CoV-2. Los autores plantean la hipótesis de que la pandemia de COVID-19 contribuyó a adelantar el final de la temporada de gripe 2019/2020.
Estudiando retrospectivamente los datos de vigilancia de Dinamarca durante tres temporadas antes y dos temporadas después de la amplia introducción de las pruebas moleculares en el punto de atención, otro estudio demuestra cómo estos test pueden integrarse con éxito en la vigilancia regular de la gripe. Los autores constataron un aumento de las muestras analizadas, mientras que el porcentaje de resultados positivos en general se mantuvo igual antes y después de la introducción de estas pruebas.
Además, se estima la eficacia de la vacuna contra la gripe en la población de edad avanzada utilizando datos de registros poblacionales finlandeses. Controlando los posibles factores de confusión, muestran que la vacunación contra la gripe estacional reduce el riesgo de gripe grave en las personas de 65 años o más. Los autores informan de que en ocho temporadas consecutivas, la vacunación redujo el riesgo de enfermedad gripal grave en los vacunados entre un 16 y un 48 por ciento.