El expresidente de la Generalitat Quim Torra ha afirmado este viernes en San Sebastián que «España no va a reconocer jamás el derecho de autodeterminación de sus pueblos», por lo que ha abogado por «ir a una secesión unilateral, de una forma pulcramente democrática, pero acompañada de una desobediencia o de obediencia a una nueva legislación».
Además, ha rechazado que se llame «mesa de diálogo» entre Estado y Generalitat a lo que, en su opinión, es solo «una foto política» que «no ayuda» al independentismo catalán, pero «menos al relato internacional».
Torra ha participado telemáticamente en una mesa redonda celebrada en el Kursaal de San Sebastián sobre ‘Transformación democrática de conflictos’, junto al exlehendakari Juan José Ibarretxe, el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y la portavoz de Gure Esku, Amalur Álvarez, en las jornadas sobre el décimo aniversario de la Conferencia de Paz de Aiete organizadas por el Foro Social Permanente.
El expresidentee ha indicado que Ibarretxe «marcó el camino de lo que Cataluña se propuso después» y ha asegurado que su plan, que los catalanes estudiaron «en profundidad», fue «vital para entender que había esa posibilidad de abrir la puerta de la jaula, de la Constitución española».
A su juicio, durante el ‘procés’ se ha demostrado, «una vez más, que es imposible que España reconozca el derecho de autodeterminación de las naciones que la integran». Además, ha considerado que es «una calificación perversa» hablar de los «conflictos vasco y catalán» porque «no hay nada conflictivo en que una nación aspire a la estatalidad», que es «una aspiración democrática».
Quim Torra ha considerado que, «en estos momentos, en el Estado español solo los movimientos vasco y catalán son capaces de provocar la ruptura» del actual sistema.
EL «NUNCA JAMÁS» DE SÁNCHEZ
Para Torra, la respuesta del actual presidente Pedro Sánchez a las aspiraciones catalanas es la misma que la del PP: «No, nunca jamás. No permitiremos el derecho de autodeterminación y no habrá amnistía». Por ello, cree que no se puede llamar «mesa de diálogo» entre el Ejecutivo del Estado y la Generalitat a lo que es solo «una foto política». «No ayuda al movimiento independentista catalán y menos al relato internacional», ha destacado.
A su juicio, en el ‘procés’ falló que en Cataluña no se defendiera «hasta las últimas consecuencias el ejercicio democrático» de aplicar «la ley de referéndum y las leyes de transitoriedad nacional, que tenían que haber dotado» a los catalanes «de un nueva legalidad».
El expresidente, que ha denunciado que «la judicialización ha llegado a extremos aberrantes», ha considerado «difícil» llevar un proceso como el catalán, «de pulcritud democrática», sin «un ejercicio pulcramente desobediente u obediente con la nueva legalidad».
Tras apuntar que «las secesiones negociadas están aceptadas» en el contexto internacional, como se ha demostrado en Escocia, ha precisado que «la secesión unilateral no esta prohibida», sino que «no está reconocida». «Se puede ejercer, siempre que sea un proceso democrático y pacífico, es decir, que no se recurra a ilícitos y a la violencia», ha manifestado.
Quim Torra ha afirmado que «España no va a reconocer jamás el derecho de autodeterminación de sus pueblos», por lo que «habrá que ir a una secesión unilateral, que está permitida internacionalmente, de una forma pulcramente democrática, pero que tendrá que ir acompañada de una desobediencia o de obediencia a la nueva legislación».
PRESIONAR A LOS PARTIDOS
Por su parte, el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha considerado «imprescindible que, desde la sociedad civil, se siga presionando a los partidos políticos para que tengan una estrategia compartida porque, si no, posiblemente tiene muy poco sentido ir a mesas de negociación».
A su juicio, no se pueden «rebajar las expectativas que llevaron al referendum del 1-O», que fue «un acto de desobediencia civil y un hecho de una gran trascendencia para la democracia en Europa».
IBARRETXE
Por su parte, en su intervención, Juan José Ibarretxe ha señalado que, a veces, «se habla de que el problema actual del mundo son los nacionalismos», pero ha precisado que solo «lo son los nacionalismos de suma cero», es decir, «aquellos que, para construir su nación, niegan la nación de los demás».
En este sentido, ha asegurado que le «gusta enormemente» cuando sus «amigos de España» se «alegran y sueñan con la Roja», y ha afirmado que él tiene «el mismo derecho a soñar algún día con la Verde».
En su opinión, «la única forma de resolver los problemas políticos es hacerlo democráticamente mediante la aplicación del principio democrático», que «asiste a los pueblos», por lo que cree que «no es negociable que el pueblo catalán, el escocés o el vasco tengan derecho a decidir su propio futuro, lo que sí es posible es pactar su ejercicio en qué términos, cuándo, de qué manera».
En esa línea, ha apuntado que, «aunque se ha tratado de desnaturalizar el concepto del principio democrático a lo largo de los de los últimos tiempos», ha recordado a quienes lo rechazan que, en los lugares en los que se ha ejercido, en Quebec y Escocia, «curiosamente el resultado no fue la secesión».
Frente a los que defienden la desaparición de las fronteras en Europa, ha señalado que «hoy hay 50 jugadores en el campo y habrá más en el futuro». «Y yo aspiro a que entre ellos también estén los pueblos vasco y catalán», ha apuntado.
A su entender, «más importante que la nación a la hora de acceder a la estatalidad, ha sido el concepto de la democracia», y se ha mostrado «absolutamente convencido» de que «alrededor de la democracia del derecho a decidir» se puede «reunir a muchos más, como ocurre en Cataluña».
Respecto a un referéndum pactado, ha destacado que «la cuestión que no ha solucionado el constitucionalismo es cómo se pacta con una silla vacía en la otra parte». Además, ha advertido de que, si se hiciera un referéndum, como se hizo en Escocia, «habría mucha gente que, aceptando el principio democrático, votaría ‘no'».
Ibarretxe ha manifestado que no está para «dar muchos consejos a nadie» porque en Euskadi se intentó, pero no se consiguió. No obstante, ha puesto en valor que «humildemente», se elevó «al campamento base el concepto de derecho a decidir, que estaba desnaturalizado».
En el caso de Cataluña, ha destacado que dirigentes nacionalistas han sufrido «una vulneración de derechos humanos individuales y colectivos de libro, no por las ideas» que tienen, «sino por haber querido desarrollarlas democráticamente».