Unas croquetas siempre despiertan la atención del comensal, pues lo primero que viene a su mente son las interrogantes sobre su sabor, de qué estarán hechas y si de verdad valdrán la pena. Y es que, si bien, estas crujientes bolitas de masa frita son toda una exquisitez, hacerlas perfectas no es tan sencillo como parece.
Básicamente constan de dos cosas: una bechamel espesa y un relleno que le dará sabor o las dejará insípidas. Y en definitiva una de las principales claves para que queden realmente bien es tener como base la mejor bechamel.
5La prisa: el peor enemigo de una buena bechamel para croquetas
Nada peor que el apuro en la cocina y si se trata de hacer unas buenas croquetas, aún peor. Cuando se hacen estas crujientes bolitas, lo mejor es tener calma y cordura desde el inicio hasta el final.
Si al hacer la bechamel no cocinas bien la harina, al morder tus croquetas terminarás percibiendo el más claro sabor a harina que te puedas imaginar. Y si incorporas mal la leche, los grumos te harán la vida difícil y tendrás que resolver ahora ese detalle.