El síndrome de Estocolmo es muy conocido pues normalmente se relaciona con los secuestros de alto perfil y situaciones de rehenes.
No pienses que únicamente las personas de crímenes famosos pueden desarrollarlo por sus captores, sino que también las personas comunes pueden llegar a padecer de esta afección psicológica en respuesta a varios tipos de traumas que pudo haber sufrido.
¿Qué es el síndrome de Estocolmo?
El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica del cerebro, muchas veces se ve presente en rehenes o víctimas de abuso, y es cuando la víctima termina sintiendo una especie de retorcido vínculo por sus captores y abusadores.
Esta conexión puede llegar a desarrollarse en cuestión de días, semanas, meses y hasta en años de encontrarse en cautiverio. Cuando una víctima padece este síndrome, termina simpatizando con su captor, lo que suele impactar mucho, ya que las emociones normales que cualquier persona sentiría en esa situación serían miedo, terror y rabia.
Incluso con el pasar del tiempo, las víctimas empiezan a desarrollar sentimientos muy positivos y fuertes hacia sus captores, sintiendo que comparten objetivos y hasta gustos.
Un efecto preocupante de este síndrome es que la víctima comienza a presentar sentimientos negativos hacia la policía y autoridades, ya que pueden ser ellos quienes terminen con el vínculo que hay entre la víctima y su captor.
En muchas ocasiones, las personas que padecen del síndrome de Estocolmo acaban por sentir resentimiento por quienes intenten ayudarles a escapar de la situación en la que se encuentran.
No todas las personas que son víctimas de secuestros y rehenes acaban padeciendo de este síndrome. Por los momentos, no se sabe con exactitud qué es lo que lo causa. Muchos psicólogos y médicos califican el síndrome de Estocolmo como un mecanismo de supervivencia de nuestro cuerpo, actúa de manera que las víctimas dejan de ver la situación como aterradora y empiezan a sentirlo acogedor.
Historia del síndrome de Estocolmo
Fue en el año 1973 cuando por primera vez se escuchó este nombre de este extraño síndrome en respuesta a cautiverio o abuso. En 1973, dos hombres decidieron que tomarían a cuatro personas como rehenes durante un tiempo de seis días luego de que robaran un banco en Estocolmo, Suecia. Una vez que los rehenes fueron liberados, se negaron a testificar contra sus captores, incluso empezaron a recaudar dinero para pagar la defensa y que así no cayeran cautivos en prisión.
Luego de que esto ocurriera, muchos psicólogos y expertos en el área de la salud decidieron apodar este síndrome como “Síndrome de Estocolmo” y se le conoce cuando los rehenes o víctimas de abuso sienten una conexión emocional o psicológica con quienes las mantuvieron cautivas.
Aunque el síndrome de Estocolmo es muy conocido, no se tomó en cuenta por la nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, mejor conocido como DSM.
Síntomas que se presentan cuando se padece del síndrome de Estocolmo
Una manera muy efectiva para poder reconocer cuando una persona tiene el síndrome de Estocolmo es que presenta tres característicos síntomas. El primer síntoma que se hace presente es que la víctima desarrolla sentimientos positivos hacia su captor, quien la ha mantenido cautiva o ha estado abusando de ella.
El segundo síntoma es que la víctima comienza a desarrollar sentimientos negativos hacia la policía y autoridad, y con cualquier persona que trate de ayudarla sacándola de la situación en la que se encuentra con su captor.
El último y tercer síntoma es que la víctima empieza a percibir que su captor posee humanidad y es bondadoso, además siente una conexión y que ambos comparten valores y objetivos.Ahora, te hablaremos de casos de alto perfil que lanzaron el síndrome de Estocolmo a la fama.
Casos famosos del síndrome de Estocolmo
Patty Hearst
Este quizás es el caso más famoso y conocido en todo el mundo. Esta era la nieta del empresario y editor de periódicos llamado William Randolph Hearst. Patty fue secuestrada en el año de 1974 por el Ejercito Simbiones de Liberación.
Mientras se encontraba en cautiverio, Patty decidió que renunciaría a su familia, cambió su nombre y se unió al SLA para así robar bancos también. Luego de un tiempo, finalmente Patty fue arrestada, y trató de utilizar el síndrome de Estocolmo como defensa mientras se encontraba en su juicio. Como era de esperarse, la defensa no le sirvió de mucho y obtuvo una pena de 35 años en prisión.
Natasha Kampusch
En el año de 1998, la joven Natasha apenas tenía 10 años de edad, y fue secuestrada y mantenida dentro de una habitación oscura y aislada en un sótano.
Su secuestrador era Wolfgang Piklopil, y la mantuvo encerrada por 8 años. Durante esos años, a Natasha le pareció un hombre muy bondadoso, pero también la maltrataba y amenazaba con matarla. En una ocasión, Natasha tuvo la oportunidad de escapar y lo logró, y entonces su captor se suicidó. Cuando ella se entero de su muerte, lloró de una manera inconsolable.
Mary McElroy
En el año de 1933, cuatro hombres detuvieron utilizando una pistola a Mary, quien tenía 25 años de edad, y cuando la tuvieron cautiva, la encadenaron a las paredes de una granja que estaba abandonada y pidieron un rescate a su familia por una suma de dinero.
Cuando la familia de Mary pagó el rescate y fue puesta en libertad, le fue muy difícil dar los nombres de sus captores y expresó de manera pública la gran simpatía que sentía por cada uno de ellos.
Tratamiento para el síndrome de Estocolmo
El síndrome de Estocolmo no es un diagnóstico oficial de salud mental, sino que es un mecanismo de afrontamiento que utilizan las personas que han sido objetos de abuso y trata, o que también han sido víctimas de incesto o terror.
Siempre y cuando se lleve un buen tratamiento para combatirlo, se puede salir victorioso de él. Asistir a citas regulares con un psicólogo y psiquiatra es de mucha ayuda para mejorar y dejar atrás este mecanismo que ya no necesitas.