Las alitas suelen ser la parte más jugosa y tierna del pollo, y prepararlas de la forma correcta, las deja sabrosas manteniendo su jugosidad intacta. Muchas veces, nos enfocamos tanto en querer unas alitas doradas, que olvidamos la importancia de mantener su interior jugoso y tierno, lo cual da como resultado unas alas resecas y toscas. Acompáñame a conocer cuál es el truco que las deja perfectas y atrévete a darte un gustazo.
4Comienza por limpiar muy bien las alitas
Para comenzar la preparación, lo primero que debes hacer es tener las alitas limpias y perfectas.
Toma cada una y corta la punta. Divide las dos partes carnosas y corta justo en la articulación. De esta manera quedarán perfectamente divididas. Revisa muy bien que no tengan algunas pequeñas plumas; y de ser así, arráncalas o quémalas.