Muchas veces se sufre una lesión aunque sea sencilla en la piel, o profunda en el hueso y no se cuida debidamente, aun mas sabiendo que se cuenta con una condición médica que permite que se de origen a complicaciones.
Las personas deben tener mucho cuidado cuando ocurra un incidente que involucre al cuerpo, porque puede presentarse una necrosis.
¿Alguna vez has escuchado mencionar ese término? ¿Sabes cómo se origina una necrosis? Entonces te invitamos a que sigas leyendo para que te enteres de que trata la misma, como se puede tratar o cuales son algunos de los tipos que existen. Continúa y conoce cuales son los factores pueden dar origen a la presencia de la misma en el organismo.
¿Qué es la necrosis?
La necrosis es el deterioro o muerte que sufre un tejido del cuerpo, debido a que la sangre ha dejado de fluir, porque las células de allí mueren y causan dolor en la zona. Por lo general esto se origina en las articulaciones siendo irreversible porque esta se extiende, pero aun así no suele ser mortal salvo que no afecte algún órgano vital.
Principalmente la necrosis se presenta con mucho dolor, por ello el médico puede recomendar: medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. Los medicamentos como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) o el naproxeno sódico (Aleve) pueden aliviar el dolor que ocasiona alguno de los tipos de necrosis como por ejemplo la avascular.
¿Cuáles son las causas de la necrosis?
Es muy común que la necrosis aparezca cuando un tejido ha dejado de recibir el normal flujo sanguíneo hacia el hueso, lo que indudablemente conlleva a que la zona afectada muera. Esto provoca dolor y una apariencia bastante desagradable, de hecho una miocarditis puede dar lugar a una necrosis. Entre las causas de la formación de las mismas, se encuentran las siguientes:
- La presencia de un trauma o lesión alguna en la zona donde aparece, y todo debido a los daños en los vasos sanguíneos cercanos.
- La presencia de enfermedades autoinmunes.
- El consumo de medicamentos esteroideos a largo plazo, lo cual es muy común en las personas de mayor edad, ya que estos aumentan los lípidos en la sangre y disminuyen el flujo de sangre.
- Aplicación de algún tratamientos con radiación, ya que los huesos tienden a debilitarse e igualmente los vasos sanguíneos.
- Pueden aparecer cuando existen depósitos grasos en los vasos sanguíneos, ya que no permite el flujo de la sangre con normalidad, permitiendo que mueran los vasos sanguíneos ubicados en el núcleo del hueso.
- Enfermedades como la anemia y la enfermedad de Gaucher.
- Otras condiciones que facilitan la condición como: la diabetes, la pancreatitis o los tratamientos aplicados en el VIH desencadenan una necrosis. aumentando los lípidos en la sangre y minimizando el riego sanguíneo.
- Personas alcohólicas por la acumulación de grasas en los vasos sanguíneos que propician esto.
- El uso de bifosfonato, un medicamento usado para el aumento de la densidad ósea, que puede causar osteonecrosis mandibular.
¿Cuáles son los tipos de necrosis?
De acuerdo a la situación de la lesión hay varios tipos de necrosis, las cuales detallaremos a continuación:
- Necrosis coagulativa: esta se origina a causa de una isquemia tisular, la cual crea una coagulación de las proteínas intracelulares, haciéndola inviable lo que es algo parecido a un infarto agudo de miocardio. Lo cierto es que la zona de la necrosis se vuelve un tejido fibroso, pero conservando su estructura.
- Necrosis colicuativa o licuefactiva: esta se produce cuando se degenera rápidamente el tejido, haciendo que la zona necrosada quede licuada, una combinación de líquido y viscosidad, perdiendo así la estructura del tejido. Esto normalmente se presenta en el sistema nervioso central, pero también por procesos hipóxicos que causen un paro cerebral, presentándose:
- Autolítica: las células propias de la zona se licúan: infartos del SNC.
- Heterolítica: células externas al tejido o neutrófilos ya licuados en la zona, producidas por bacterias que originan pus.
- Necrosis grasa traumática: no es habitual y ocurre cuando un traumatismo rompe los adipocitos liberando así los ácidos grasos, lo cual daña las membranas celulares.
- Necrosis Enzimática: ocurre cuando las lipasas licúan las membranas de los adipocitos, los ácidos grasos se unen con Ca2+, volviéndose blancos.
- Necrosis gangrenosa o gangrena: esta es el resultado de la necrosis coagulativa junto a una infección bacteriana que gana en presencia. Las bacterias son las saprofitas, y pueden ser: húmeda: presente en los órganos internos; y seca: causada por una desecación en la piel progresiva.
- Necrosis caseosa: el término deriva de la apariencia macroscópica blanca, como si fuera un pedazo de queso, su estructura tisular está totalmente alterada. En ella se presentan enfermedades como tuberculosis o pseudoparatuberculosis.
- Necrosis fibrinoide: son las que ocurren a nivel de los vasos sanguíneos, donde hay depósitos de complejos antígeno-anticuerpo con la acumulación de fibrina.
¿Cómo se diagnóstica la necrosis?
Diagnosticar una necrosis suele ser complejo, ya que se debe revisar meticulosamente las condiciones del paciente, mediante un estudio y determinar a que se debe su aparición.
Para obtener un diagnostico muy certero, el especialista debe preguntar con respecto a los medicamentos y suplementos consumidos, los antecedentes genéticos del individuo, condiciones que afectan.
Conocer si la persona sufre de alguna enfermedad autoinmune como el lupus o el VIH; todo es importante porque la necrosis es irreversible y debe ser atendida lo más pronto posible.
¿Cuál es el tratamiento para la necrosis?
Es importantísimo la asistencia médica especializada desde el primer momento que se comiencen a sentir los primeros síntomas: dolor y falta de movilidad en la zona. Porque cada tratamiento a aplicar dependerá de la particularidad necesaria de cada persona, además de que está basado en sus antecedentes médicos, primordialmente se colocan analgésicos.
Estos permitirán que el dolor ceda y posteriormente, en caso de que se agrave, una intervención quirúrgica, para lograr la descompresión en el núcleo del hueso dañado. La persona puede tardar en recuperarse hasta posiblemente un año, y puede que sea necesario la colocación de injertos óseos, con el fin de estimular el crecimiento del hueso.