Las leyes, reglamentos y políticas de la Unión Europea en materia de acceso a los medicamentos están teniendo consecuencias no deseadas en los países de ingresos bajos y medios, según una nueva investigación del Centro de Derecho para la Salud y la Vida de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y publicada este jueves en la revista ‘Lancet Regional Health – Europe’.
El equipo de investigación, dirigido por la doctora Katrina Perehudoff, ha evidenicado que los responsables políticos de la UE estaban adoptando medidas que influían en el acceso a los medicamentos en los países en desarrollo, aunque no siempre tenían la intención de que se produjeran estos «efectos secundarios» globales.
Estas conclusiones son especialmente relevantes en el momento actual, ya que la UE tiene un gran interés en ayudar al mundo a acceder a los medicamentos y, especialmente, a las vacunas. Además, un suministro mundial fiable y asequible de medicamentos y vacunas es fundamental para los propios sistemas sanitarios y la seguridad de la UE, así como para su estabilidad política y económica, como ha demostrado la pandemia de COVID-19. Además, debido a los tratados internacionales que han firmado, los países europeos también tienen la obligación legal de ayudar a otros países a acceder a los medicamentos esenciales.
«Hemos comprobado que la influencia mundial de la UE sobre los medicamentos se produce de diversas maneras, algunas de ellas involuntarias. Sorprendentemente, las propias leyes y políticas internas de la UE, destinadas a regular únicamente el suministro de medicamentos en Europa, tienen efectos mucho más allá de nuestras fronteras. Estas conclusiones son preocupantes, ya que hemos encontrado pocos estudios sobre el impacto global de la labor de la UE en materia de productos farmacéuticos», apunta otra de las responsables del estudio, Anniek de Ruijter.
Los autores descubrieron que existen al menos tres vías a través de las cuales la UE ejerce una influencia global sobre los productos farmacéuticos en los países de renta baja y media: los acuerdos explícitos entre ambas partes; la dependencia de los países de renta baja y media de la reglamentación y las normas internas de la UE (por ejemplo, la aprobación de los medicamentos en el mercado por parte de la UE); y las formas «blandas» de influencia de la UE, como la financiación de la investigación de la UE para el desarrollo de medicamentos.
Los autores sugieren que una comprensión más completa de las repercusiones externas de la actuación de la UE en materia de productos farmacéuticos podría conducir a una cadena de suministro de medicamentos mundial más resistente, a la erradicación sostenida de enfermedades, a la mitigación de la pobreza y al desarrollo sostenible, así como a una mejor preparación para las pandemias.
La reciente adquisición a gran escala de vacunas contra la COVID-19 por parte de la UE es un buen ejemplo de cómo la política interna del bloque puede afectar al suministro mundial de medicamentos. «Nuestra investigación muestra la necesidad de contar con más pruebas sobre el impacto de este tipo de acciones de la UE y de que los principios de acceso equitativo global a los medicamentos guíen la política de la UE, especialmente ahora que la Comisión Europea está consolidando y ampliando su trabajo en materia de productos farmacéuticos», concluye la doctora Katrina Perehudoff.