La gran mayoría de los platos más tradicionales de la gastronomía española representan los orígenes más humildes y provienen de los poblados con arraigadas costumbres de aprovechamiento. La sopa castellana es uno de ellos y siendo en sus inicios un plato sencillo con ajos como protagonistas, ha ido evolucionando y se han añadido garbanzos, calabaza y otros ingredientes; que si bien, añaden su toque, son inspirados en la original.
Una de las tantas presentaciones de la sopa castellana es la de garbanzos y para darle un punto premium se realiza un proceso muy sencillo y definitivo que cambia toda su terminación, haciéndolo un plato sumamente delicioso.
8Los huevos, el infaltable en la sopa castellana
Así como el ajo y el pan son infaltables al momento de hacer esta sopa, lo mismo ocurre con los huevos. Desde sus más remotos inicios la sopa castellana lleva estos ingredientes fundamentales, que como te comentaba hace algunas líneas, llegaron a convertirla en lo que es hoy por hoy.
Los huevos se calculan en uno por persona; así que, cuando la sopa esté hirviendo, vierte los cuatro uno por uno y en forma de cruz para que no se liguen entre ellos y puedan servirse en cada plato al estilo escalfado.