La gran mayoría de los platos más tradicionales de la gastronomía española representan los orígenes más humildes y provienen de los poblados con arraigadas costumbres de aprovechamiento. La sopa castellana es uno de ellos y siendo en sus inicios un plato sencillo con ajos como protagonistas, ha ido evolucionando y se han añadido garbanzos, calabaza y otros ingredientes; que si bien, añaden su toque, son inspirados en la original.
Una de las tantas presentaciones de la sopa castellana es la de garbanzos y para darle un punto premium se realiza un proceso muy sencillo y definitivo que cambia toda su terminación, haciéndolo un plato sumamente delicioso.
6Añade el pan duro
El sabor emblemático, distintivo y único de la sopa castellana lo dan los dientes de ajo y el pan, ingredientes básicos de esta preparación. El resto de ingredientes que se han añadido a cada una de las versiones son solo eso, añadidos. Por tal razón, es necesario respetar el principio básico de toda sopa castellana. Esta debe llevar ajo y pan.
A medida que el jamón serrano va impregnando el aceite con su sabor, añade las 4 rebanadas de pan duro a la olla y espolvorea pimienta recién molida junto al pimentón dulce, el cual aparte de dar color, también potenciará los sabores.