Fito Cabrales está de enhorabuena ya que el pasado 24 de septiembre publicó su séptimo disco de estudio con los Fitipaldis, ‘Cada vez cadáver’, producido por Carlos Raya. Este nuevo disco supone uno de los viajes musicales más importantes de su carrera. Pero, ¿qué supone para el artista? En Diario QUÉ! hemos querido hablar con él y aquí te mostramos el vídeo. ¡No te lo pierdas!
Fito, en su última entrega discográfica, no solo habla sin pudor de sus fantasmas, los encierra en versos y melodías enérgicas, en estrofas con callejones infinitos a los que asomarse a mirar. La vida es eso que sucede mientras él escribe una canción.
El disco está compuesto por ‘Cada vez cadáver’, primer single del disco y que incluye pedazos de una carta que el artista envió a Quique González como agradecimiento por volver a encender su pluma con música. La canción tiene el sello rock marca de la casa, un espíritu negro novedoso y crece desde la sencillez hasta desembocar en una celebración instrumental. Sobre ella
desfilan miedos y culpables, pero se sobrevive al naufragio porque la emoción persiste en cada esquina. Representa todos los “Fito” que hay en este nuevo álbum: el mismo y a la vez distinto.
Le sigue ‘Cielo hermético’, un tema 100% Fitipaldis donde nos sacuden las guitarras para reflexionar sobre el paso del tiempo y recordar que el ser humano no es capaz de ver más allá de su propio tejado. Las dos siguientes composiciones, ‘Fantasmas’ y ‘A quemarropa’, condensan abismos y disparos -de amor- que no duelen. El sonido nos mantiene siempre alerta gracias al saxo y a la guitarra, que comparten melodía, y a la banda que lo baña todo de energía -el álbum se ha registrado con los músicos tocando juntos a la vez en Estudio Uno-.
‘Las palabras arden’, ‘Si me ves así’, ‘Quiero gritar’, ‘En el barro’, ‘Morir cantando’ y ‘Transporte’ son las últimas canciones del álbum de una banda a que se desvive y disfruta en cada toma, de canciones que retienen la magia del directo, en las que suceden cosas todo el rato, con varias vidas musicales, introducciones, recorridos y finales instrumentales ricos, impredecibles. Guitarras sobre las que gira el mundo, un saxo con impronta propia, un bajo o una batería que ordenan las olas.
¡No te lo pierdas!