- La recordaréis por ser la ‘media naranja’ de Juan Raro y por el buen rollazo que tenía. Tras año y medio con la persiana bajada, reabre con nuevo chef al frente de los fogones de este ecléctico local con sabores del mundo
- Y con su ansiado regreso, una oferta totalmente renovada donde no faltan la oreja crujiente, croquetas de coco y boniato, una original tortilla de patata con mejillones en escabeche, cocido madrileño en el menú de los viernes… y en el terreno líquido, una selección de vinos por cuenta de La Fisna y una carta de cócteles de autor donde por supuesto, ¡hay vermú!
Será un tópico, pero las pelis nos han enseñado que las novias llegan tarde para crear expectación… Esta se ha hecho de rogar, pero avisamos que la espera va a merecer la pena. Desde marzo de 2020 solo se había dejado ver en contadas ocasiones, pero ‘el gran día’ ha llegado y por fin La Nobia, la de Juan Raro -otro mítico en el barrio-, reabre sus puertas.
Este segundo proyecto de Juanma Ortega -y otros muchos más que lo han hecho crecer- ya conquistó con su concepto desenfadado, ecléctico y transgresor con punto gamberro a su llegada a Lavapiés en 2018, y ahora esa esencia se mantiene incorporando muchas novedades. Una de ellas es su chef Juan Rioja, un fuera de serie formado en Le Cordon Bleu Londres, que tras viajar por Reino Unido, Francia, Tailandia o India codeándose con grandes chefs internacionales, llega para crear una nueva carta impregnada de experiencias vividas por el mundo en total sintonía con La Nobia, es decir, disfrutando y haciendo “lo que le da la gana”.
Madrid se fusiona con el resto del mundo
Esta irreverencia -o si se prefiere, versatilidad-, la permiten su talento y creatividad y también la cantidad de ingredientes del mundo que tienen al alcance de la mano, en el barrio más variopinto de la capital, para fusionar con la cocina tradicional madrileña. Para ejemplo, las ya populares Croquetas de coco y boniato asado, el Puerro asado con mojo, bacalao ahumado, piñones y aceituna, Mejillones con curry amarillo, la más clásica pero infalible Alcachofa a la brasa con Idiazabal y anchoa del Cantábrico, el Cordero meloso en su jugo con miel y berenjena a la llama, Arroz meloso de setas y tomillo, un refrescante Pez limón con leche de tigre nikkei, manzana verde, cancha y cebolla, una original Tortilla de patata con mejillones en escabeche -también hay opción con trufa– o quizá el plato más cañí, una de sus especialidades, la Oreja crujiente con parmentier y salsa brava.
De postre, solo dos opciones, pero deliciosas: Esponja de chocolate con crema de chai y jengibre o Tarta de queso azul. ¡Todo apetece! Y como ya se puede intuir, aquí no existen los corsés, así que los fines de semana hay sugerencias fuera de carta a los que siempre merece la pena hincar el diente.
Cuidada selección de vinos
Para acompañar cualquiera de sus platos, una pequeña y cuidada selección de vinos hecha por sus vecinos de La Fisna, reconocida tienda y taberna caracterizada por sus vinos honestos, poco ‘tocados’, con poca madera y con levaduras autóctonas; cervezas para todos los gustos, de las que saben un rato…; o cualquier opción de su recién llegada carta de cócteles de Andrea Currello, otra ‘monstrua’ en su terreno, entre los que no faltará el vermú, incluso como base de alguno -véase el Vermut de La Nobia– haciendo gala de su origen castizo, al que le suman un toque dulce, tostado y de frutos secos. La receta es un secreto, ¡y hay que probarlo sí o sí!
En la minuta aparecen 10, pero también los hay fuera de carta… y los hay pensados para el antes, el durante -se pueden maridar- y el después de las comidas. Por destacar algún otro: el Jarana gaditana, con manzanilla del Puerto de Santa María con Licor 43, zumo de lima, hierbabuena y clavo, el Vestida y alborotada, con buen mezcal, aperitivo Select, licor de madroño, zumo de limón y sal de chapulín, como dicen ellos, “pa’ que amarre”, o La Violetera, hecho con Iradier y Bulfy IPA Gin, licor de violetas, licor de cereza maraschino, zumo de lima y una brisa de Chinchón dulce. Todo muy cañí, muy auténtico, y muy bien mezclado.
Buen rollo todo el día
Que lo hayamos dejado para el final no significa que el ambiente y su estética sean triviales… nada más lejos de la realidad. Buena música, entorno agradable y una decoración que impresiona desde la entrada, con baldosas de acera que guían desde la calle e invitan a continuar el paseo al interior; y siguiendo por el políticamente incorrecto mural creado por Ze Carrión de La Nobia desnuda luciendo todos sus atributos al fondo del local, frente a la cocina vista. El resto del interiorismo ha sido diseñado por Labmatic junto al propio Juanma y se centra en piezas vintage, como las sillas restauradas por Sra Wood y las mesas y taburetes fabricadas por OTRO Taller. Mesas altas, bajas, incluso con vistas al exterior… cada uno puede encontrar aquí su rincón fetiche. Se nota el trabajo artesano aquí, y también en lo que se come y se bebe.
La Nobia abre los siete días de la semana, de 13:30 a 15:30 h. y de 20:00 a 00:00 horas de lunes a jueves; y de 13:30 a 01:00 h. ininterrumpidamente de viernes a domingo. Tiene capacidad para 50 personas y su precio medio -muy razonable teniendo en cuenta la calidad y la elaboración de sus platos-, de unos 25-30 €. El de los cócteles, entre 7 y 10 €. El menú del día cuesta 15 € de lunes a jueves e incluye varias opciones de primeros y segundos, así como de postres, bebida y pan, así como el ‘plato del día’, por 9 €; y 18 € los viernes, cuando en temporada sirven su imprescindible Cocido madrileño en tres vuelcos para largas sobremesas…