El pollo es uno de los alimentos más versátiles, nutritivos y también deliciosos. Son muchos los beneficios que aporta a la salud y es apto para todos en el hogar; sin embargo, su manejo, proceso de conservación, forma de cocción y consumo es muy delicado. Así como es importante congelarlo y descongelarlo de la manera correcta y cocinarlo perfectamente bien, consumirlo en buen estado es la única opción para que su consumo sea seguro.
6Usa tus sentidos para comprobar el estado del pollo antes de comerlo
El olor debe ser fresco, si huele a sulfuro u otros, es mejor desecharlo. El color también es importante; por supuesto, siempre que puedas observarlo. Si el pollo que lucía de color blanco comienza a verse gris, no será seguro, así que mejor evítalo.
Obsérvalo muy bien, no debe tener moho. Si observas una capa verde o negra, estas son señales más que obvias de estar completamente en mal estado. Tíralo de inmediato, pues con tan solo olerlo puedes enfermar. Por último, si luce bien, mastícalo muy despacio y analiza su sabor, si lo percibes agrio o con sabor extraño, escúpelo y deshazte del resto.