La Organización Mundial de la Salud ha actualizado sus niveles de calidad del aire (AQG) estableciendo riesgos «graves» para a salud en concentraciones que antes se consideraban seguras. Según la organización, la contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud, bien sea en los países desarrollados o en los países en desarrollo.
Se estima que la contaminación ambiental del aire, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, fue causa de 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo al año; esta mortalidad se debe a la exposición a partículas pequeñas de 2,5 micrones o menos de diámetro (PM2.5), que causan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y cáncer, según la OMS
Además, las personas que viven en países de ingresos bajos y medianos soportan desproporcionadamente la carga de la contaminación del aire: el 91% de los 4,2 millones de muertes prematuras por esta causa se producen en países de ingresos bajos y medianos, principalmente de las Regiones de Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental de la OMS.
Ahora, la OMS endurece por primera vez desde 2005 sus criterios sobre contaminación del aire recalcando que existe un marcado aumento de evidencias que han hecho que los nuevos niveles de calidad del aire se hayan ajustado a la baja.
Así, se recomiendan concentraciones más bajas de los principales contaminantes: material particulado (PM), ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2) dióxido de azufre (SO2) y monóxido de carbono (CO).
De este modo, comparado con 2005, la OMS rebaja el nivel recomendado de PM2,5 de 10 a 10 a 5 microgramos por metro cúbico al año en la concentración anual y de 25 a 15 en 24 horas); de PM10, de 20 a 15 microgramos al año y de 50 a 45 en 24 horas) y NO2; de 40 a 10 microgramos al año). Además, incluye nuevos valores de O3, con 60 microgramos por metro cúbico en la temporada pico; de NO2, (25 microgramos en 24 horas) y de CO, con 4 microgramos en 24 horas. El único nivel que aumenta es el dioxido de azufre, para el que fija un nivel de concentración a las 24 horas de 40 microgramos frente a los 20 fijados en 2005.
El director interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Mundial de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, Aaron Bernstein, señala que «la contaminación atmosférica provocada por la quema de combustibles fósiles es responsable de una de cada cinco muertes en el mundo». «Provoca asma en los niños, neumonía, hace que las mujeres embarazadas tengan bebés prematuros y con más defectos de nacimiento, y está aumentando el riesgo de las personas que están enfermos de COVID-19 en este momento», advierte.
Mientras, la directora de la campaña de Ciudades Limpias, Barbara Stoll, afirma que «la ciencia es clara y estas directrices» lo que subraya hace más «urgente» la necesidad de limpiar el aire. «Incluso niveles bajos de aire tóxico procedentes de coches y furgonetas contaminantes tienen un impacto devastador en la salud de los europeos. Los responsables de las ciudades deben pasar ya al transporte de emisiones cero para ir más allá de los límites actuales», añade.
Por su parte, el director de la OMS para Europa, Henri P. Kluge, ha subrayado que se conoce la magnitud del problema y como solventarlo. «Las directrices actualizadas brindan a los responsables de la formulación de políticas pruebas sólidas y la herramienta necesaria para abordar este problema a largo plazo», sentencia.