Los continentes, una característica específica de nuestro planeta, aún guardan muchos secretos.
Un nuevo estudio de la investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), en Francia, Marion Garçon ha descubierto una nueva historia geológica de los continentes al comprobar, mediante los datos químicos de las rocas sedimentarias recopilados en la literatura científica desde los años 80 hasta la actualidad, que el crecimiento continental no fue un proceso continuo y que siempre han sido ricos en sílice.
Este nuevo estudio, publicado en la revista ‘Science Advances’, pone en tela de juicio ciertos modelos sobre el inicio de la tectónica de placas y nos permite comprender mejor el crecimiento continental a lo largo del tiempo.
Los continentes, que son cinco, seis, siete o incluso más, según el modelo que se utilice, siguen estando rodeados de misterio. Constituyen la parte emergida de la corteza continental de la Tierra. Los continentes tienen relieves variados, así como rocas de diferente composición y edad, y esta diversidad dificulta su estudio.
Marion Garçon, investigadora del CNRS en el Laboratoire magmas et volcans (CNRS / IRD / Universidad de Clermont Auvergne), estudió una compilación de datos que reúne información sobre rocas sedimentarias con edades comprendidas entre hace 3.700 millones de años y la actualidad. A partir de los datos químicos adquiridos desde la década de 1980, la investigadora ha vuelto a analizar el registro de las rocas sedimentarias. En este nuevo estudio, pudo extraer dos conclusiones que ponen en tela de juicio ciertos modelos y teorías sobre el crecimiento continental.
Su primera conclusión es que los continentes siempre han sido ricos en sílice. Por término medio, el sílice constituye el 67% de la masa continental y su contenido nunca ha bajado del 60% a lo largo de la historia de la Tierra. Este primer descubrimiento se contradice con los modelos que sugieren que los continentes eran relativamente pobres en sílice pero ricos en hierro y magnesio al principio de la historia de la Tierra.
Su segunda conclusión es que el crecimiento continental no es un proceso continuo. Ha habido seis grandes periodos de crecimiento continental, que se han producido cada 500-700 millones de años en los últimos 3.700 millones de años. Estos acontecimientos permitieron que los continentes crecieran hasta alcanzar el tamaño actual. Pueden estar relacionados con ciclos de ensamblaje y ruptura de supercontinentes, como el más conocido, Pangea.
A lo largo de la historia de nuestro planeta, los supercontinentes han experimentado períodos de ruptura y ensamblaje con una frecuencia cercana a la de los seis episodios de crecimiento continental descubiertos en este estudio.
Aunque actualmente no puede establecerse ninguna correlación entre estos acontecimientos, esto puede servir para orientar futuras investigaciones. El trabajo de Garçon arroja nueva luz sobre la composición y el crecimiento de los continentes a lo largo del tiempo, lo que permite perfeccionar los modelos geológicos y allanar así el camino para nuevos estudios.