Este mercado de fichajes de 2021 será recordado durante mucho tiempo, pues fue en el que Cristiano Ronaldo firmó su retorno al Manchester United y en el que Lionel Messi tuvo que dejar obligado el FC Barcelona para recalar unos días después en las filas del PSG. No cabe duda de que el protagonista absoluto del mercado fue el jugador argentino, pues nadie nunca se atrevió a apostar que su historia de amor con el club azulgrana acabaría. Y es que cuando ya estaba todo listo para sellar su nuevo vínculo, la escuadra catalana se topó de frente con la realidad. Dejaron de hacer cuentas ficticias, traspasos que no se dieron y rebajas salariales que no se concretaron; así que por sobrepasar el límite salarial LaLiga Santander no permitiría al Barcelona inscribir a Messi, de eso modo tuvo que renunciar a ficharlo de nuevo.
Luego de esa trágica historia llegó su fichaje con el PSG y todos se alegraron del equipazo que estaban formando; porque la imaginación presagiaba que formaría un ataque de ensueño con Neymar y Kylian Mbappé. Sin embargo, después de un mes nada de eso ha sucedido. Lo peor es que su situación contrasta con la de un Cristiano Ronaldo al que Massimiliano Allegri no quería en su Juventus y tuvo que salir casi que por la puerta de atrás en los últimos días de mercado. Tras un coqueteo con el Manchester City, el portugués regresó al Manchester United, el club que lo catapultó al estrellato, y la historia no podría ser más diferente a la de un Messi al que lleva retratando desde hace un mes.
4Una adaptación que está tardando mucho
A diferencia de Cristiano Ronaldo que parece estar como en casa en cualquier lugar, en el caso de Messi que estaba demasiado cómodo en Barcelona. Salir de su zona de confort y de lo que ya conocía desde hacía más de 20 años ha sido un duro choque que todavía no asimila bien. Y es que una cosa es tener un montón de amigos de amigos en el PSG y otra muy distinta es acoplarte con ellos en el día a día de un club. Con trabajo y más tiempo se espera que comience a rendir; pero contrasta mucho y hace meditar a los fanáticos sobre el debate del «mejor del mundo», cuando uno llega y golea donde va, mientras que el otro lleva un mes en nuevo sitio y casi ni aparece.