Lo de Gareth Bale ya está comenzando a ser todo un misterio, digno para ser investigado por expertos en lo paranormal. No se entiende que cuando un futbolista al fin empieza a ver la luz en el final del túnel y que está aprovechando al máximo la que con total probabilidad sea su última campaña en el Real Madrid, justo vuelva a tener una lesión de gravedad que lo margine de los terrenos de juego. Y es que tras una temporada cedido en el Tottenham, en la que a pesar de las irregularidades pudo mostrar su faceta goleadora; la verdad es que no había dudas para Ancelotti de que debía usarlo en su nueva etapa en el equipo blanco.
En el equipo de Londres no pudo intervenir todo lo que quería, pues tardó en ganarse a José Mourinho y algunas lesiones le dieron problemas; pero esos 16 goles y tres asistencias en solo 34 partidos son una cantidad demasiado buena para desperdiciarla en el banquillo o dejarla ir. Ancelotti piensa muy distinto a Zidane con respecto al tema de Bale, al que cree que con confianza se puede recuperar para la causa merengue; así lo intentó y lo reafirmó en este inicio de temporada, pero de disfrutar y ayudar al equipo a bajado de nuevo al infierno de una lesión que lo frustra todo.
4Bale mostró su olfato goleador
No solo fue ese buen inicio ante el Alavés, en el que mostró buena habilidad, ganas de lucir imponente y corriendo para colaborar en ataque; en fin, que a sus buenas cualidades le agregó esas ganas de colaborar con las aspiraciones del Real Madrid. Sin embargo, ante el Levante le agregó algo más de su amplio arsenal: su facilidad para ver puerta. Haciendo una buena carrera y apareciendo en el momento justo, Bale abrió la cuenta frente al equipo valenciano, en un partido en el que al final empataron y el galés se vio otra vez bien en la cancha. Con buenas acciones y un gol ya las esperanzas de todos estaban creciendo.