Lo de Gareth Bale ya está comenzando a ser todo un misterio, digno para ser investigado por expertos en lo paranormal. No se entiende que cuando un futbolista al fin empieza a ver la luz en el final del túnel y que está aprovechando al máximo la que con total probabilidad sea su última campaña en el Real Madrid, justo vuelva a tener una lesión de gravedad que lo margine de los terrenos de juego. Y es que tras una temporada cedido en el Tottenham, en la que a pesar de las irregularidades pudo mostrar su faceta goleadora; la verdad es que no había dudas para Ancelotti de que debía usarlo en su nueva etapa en el equipo blanco.
En el equipo de Londres no pudo intervenir todo lo que quería, pues tardó en ganarse a José Mourinho y algunas lesiones le dieron problemas; pero esos 16 goles y tres asistencias en solo 34 partidos son una cantidad demasiado buena para desperdiciarla en el banquillo o dejarla ir. Ancelotti piensa muy distinto a Zidane con respecto al tema de Bale, al que cree que con confianza se puede recuperar para la causa merengue; así lo intentó y lo reafirmó en este inicio de temporada, pero de disfrutar y ayudar al equipo a bajado de nuevo al infierno de una lesión que lo frustra todo.
1La llegada de Ancelotti le dio ánimos
Para Bale su futuro en el equipo blanco estaba más que sentenciado, pero la salida de Zidane y la llegada de Ancelotti lo cambio todo. Con el italiano había tenido una buena etapa y una buena relación en las dos temporadas que estuvo a cargo (2013-14 y 2014-15); al punto de que había rendido bien en juego y en el aspecto goleador. Por eso cuando Ancelotti fue nombrado como el estratega del Madrid, sus esperanzas de quedarse crecieron.