La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha defendido la mesa de diálogo en Cataluña, convencida de que el camino será «largo», pero antes de sentenciar, «desde la prudencia» y con la certeza de que existe «distancia» entre las partes, que «no hay plan B, solo la posibilidad de caminar y dialogar para solucionar los problemas». Por su parte, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, desconfía de un foro en el que «no se sabe» qué se está pactando.
Ambos han trasladado su postura en la rueda de prensa posterior al encuentro que mantuvieron en el compostelano Palacio de Raxoi, en el que Díaz ha remarcado que «uno de los principales problemas que tuvo y tiene» España es el de «solucionar el conflicto en Cataluña», con la «convicción» de que los dos gobiernos tienen que «tender la mano» y «avanzar para solucionar» la situación.
Para ello, se ha reafirmado en que «no hay nada más propicio en política que el diálogo». Por eso, ha esgrimido que «nunca» se debió haber «salido del diálogo y llegado hasta aquí». «Creo que todas las partes han aprendido; no son tiempos de decisiones unilaterales, aprendamos de lo que hemos hecho», ha apelado.
Al tiempo, ha constatado que existe «la vocación de ambas partes» de «trabajar colectivamente» aún siendo conscientes de que hay posturas «distanciadas» y que se va para «un tiempo largo». Eso sí, ha concretado que eso no significa que vaya a haber «dilaciones», si no que este tipo de conflictos «son complejos y requieren tiempos».
En todo caso, se ha reafirmado en que «no hay plan B» a la mesa de diálogo y ha insistido en trabajar aún siendo conscientes de que «habrá muchas veces adelantos» pero también «muchos atrasos».
En este punto, con el diálogo como herramienta, ha subrayado que «siemrpe se empieza por lo que une» y se ha mostrado segura de que «en breve se podrá ir caminando con tranquilidad». A modo de argumento, ha inciido en que la independencia catalana ha bajado escalones en el ránking de las preocupaciones de los españoles.
FEIJÓO DESCONFÍA
Por su parte, Feijóo ha apostado por mantener «una cierta prudencia y perspectiva» en relación con una mesa que –ha dicho– no saber «muy bién en qué consiste». Eso sí, ha matizado que, a su modo de ver, «no hay ningún conflicto», sino «un gobierno autonómico y unos partidos independentistas que no aceptan las reglas de juego».
«Hay una parte que defiende el ordenamiento jurídico y otra que lo incumple. Para que haya un conflicto tiene que haber dos partes en desacuerdo y no es así», ha aseverado, antes de añadir que, en la forma, le parece «peligrosísimo» que a presidentes autonómicos que no acuden a foros multilaterales se les trate «de forma privilegiada» con un «foro bilateral».
Feijóo ha aseguraddo que le parece «normal, correcto y oportuno» que haya reuniones entre el Ejecutivo central y los autonómicos, pero no «a cambio» de no acudir a foros multilaterales como la Conferencia de Presidentes, y para «pactar cosas» que el resto de autonomías «desconocen». «Eso no podemos aceptarlo», ha dicho.
Igualmente, ha reconocido que le preocupan las reuniones «discretas» y que preferiría enterarse de «qué se habla y se pacta». «Si es de repartir lo que es de todos, no puedo estar de acuerdo», ha avisado, antes de matizar que si el diálogo se ciñe a cuestiones competenciales del Estatuto catalán la situación sería diferente, pero «se desconoce».
Feijóo ha reivindicado su condición de presidente de una nacionalidad histórica para reprobar lo que ve una «falta de respecto a las formas», pero ha añadido que ni a él «ni a ningún» otro presidente autonómico le parece «razonable».
Más allá, el dirigente gallego ha concluido que «dos socios necesitan entenderse». «Y Gobierno y ERC necesitarán aprobar los presupuestos y finalizar la legislatura. Me imagino que eso también influye», ha concluido.