Las calderas de gasoil son una de las primeras que nos vienen a la mente cuando hablamos de calefacción, pero desde luego no son las únicas que podemos colocar en casa para pasar este invierno si no tenemos una o vamos a renovar la que hemos estado usando hasta ahora.
El diésel es cómodo, pero hay otras tecnologías que pueden ser mejores dependiendo del lugar en donde vivamos.
Calderas de gas y su eficiencia
Ahora mismo, las calderas de gas son las más eficientes. Eso significa que nos aportan más calor gastando menos, sobre todo si nos decantamos por una caldera de las de última generación.
Eso sí, para disfrutar de ellas lo mejor es vivir en una ciudad, pues es allí donde tenemos acceso a las tuberías de gas natural que son las que alimentarán esta caldera, que nos servirá tanto para los radiadores como para el agua caliente sanitaria.
Calderas diésel si no tenemos acceso al gas
Otras de las calderas “típicas” son las de gasoil, que son menos eficientes que las de gas, pero la única solución para millones de personas que no tienen acceso al gas ciudad.
En los pueblos e incluso en algunas ciudades pequeñas el diésel es la única manera de calentar una casa, además con la ventaja de que sus calderas son menos peligrosas que las de gas, que requieren de revisiones cada cierto tiempo por personal especializado para evitar problemas.
Las calderas de leña pueden ser una solución en los pueblos
A los pequeños núcleos de población no llega el gas ciudad, pero en muchas casas hay espacio de sobra para almacenaje y masa forestal para poder tener leña a precios muy asequibles.
La leña es un recurso renovable que a veces incluso se puede obtener gratis o casi gratis, por lo que hay que valorar la posibilidad colocar calderas de leña en zonas rurales en las que la madera abunda, más teniendo en cuenta que ya se pueden programar y que también nos darán agua caliente sanitaria. Además, ya suelen venir preparadas para admitir troncos de tamaños considerables.
Calderas de pellets para los que no tienen acceso a la leña
Una alternativa, también sostenible, a las calderas de leña son las que funcionan con pellets, que no son más que restos de madera prensados para crear unos pequeños gránulos, que son muy manejables.
Se venden en sacos de pequeño tamaño, lo que permite almacenar cientos y cientos de kilos en espacios reducidos, evitando dedicar mucho espacio a guardar combustible como ocurre con la leña.
Después de la leña, los pellets son el segundo combustible más económico que podemos encontrar en el mercado, por lo que es una muy buena forma de calentarnos en invierno sin gastar demasiado dinero y pudiendo ir nosotros mismos a la tienda a comprar los sacos con nuestro coche.
Elegir una u otra caldera depende mucho de dónde esté situada nuestra vivienda, pues las calderas de gas y las de leña están muy limitadas en ese aspecto. La mejor que podemos escoger en cuanto a eficiencia es la de gas, pero no siempre la podemos colocar al no tener acceso a ese combustible.