Factores ligados a la creciente preocupación por el ,y la tendencia a reducir el uso del transporte público ocasionada tras la crisis sanitaria del Coronavirus, han influido en un aumento del uso de la bicicleta.
En muchos países europeos, además, este auge ha estado motivado por las propias instituciones de gobierno que han implementado medidas como la reparación gratuita de bicicletas antiguas para facilitar el acceso de este medio de transporte urbano a un mayor número de personas.
Asimismo, las opciones para comprar una bicicleta se han disparado. En tiendas como Bikestocks es posible comprar online los principales modelos de bicicletas, desde bicis electicas para moverse por la ciudad hasta bicicletas de montaña pasando por las tradicionales bicis de paseo.
Si a todo esto sumamos que, en lo que a salud se refiere, el uso cotidiano de la bicicleta es algo altamente recomendado por la activación del organismo que promueve y la certeza de una actividad física diaria asegurada, podemos concluir que el auge en el uso de la bicicleta es una muy buena noticia.
De este auge, además, se derivarán ciertas consecuencias también bastante beneficiosas tanto a nivel personal como a nivel social. Estas consecuencias son:
1. Una mejora de la circulación en las ciudades
La bicicleta de ciudad es el medio de transporte más discreto y también más seguro dentro del terreno de los pequeños vehículos. La mayor presencia de bicicletas en una ciudad asegura una reducción de tráfico de vehículos mayores, lo que ayuda a evitar atascos y a conseguir una ciudad más eficiente.
2. La modernización de las ciudades
Ligado a este hecho, nos encontramos con la modernización de las ciudades. El uso de bicicleta en ciudad lleva a las mismas a cambiar su distribución en materia de circulación.
Cuando un gran número de habitantes de una misma ciudad apuesta por la bicicleta, los ayuntamientos se ven presionados a ordenar la construcción de un mayor número de carriles bici, lo que resulta en una ciudad más ordenada y con mayores posibilidades a nivel de planificación urbana, como puede ser la peatonalización de las calles del centro de la ciudad o la construcción de parkings específicos para bicicletas, que siempre serán menos costosos y ocuparán menos espacios en las ciudades que los parkings pensados para coches.
3. Un efecto positivo sobre la educación de los más pequeños
Los niños que se han acostumbrado a desplazarse, ya sea por el campo o por la ciudad, en bicicleta con sus padres tenderán a seguir haciéndolo cuando crezca, por lo que utilizar la bicicleta se ha convertido en una manera muy positiva de educar en la creación de hábitos saludables y también en el respeto al medioambiente.
4. Un efecto positivo para el medio ambiente
Precisamente este es uno de los factores más positivos del uso de bicicleta, la reducción de emisiones. En un momento en el que vivimos, este paso es realmente necesario ya que nuestra existencia se ve condicionada a él, ya sea a largo o a corto plazo. A largo plazo nos estamos jugando la crudeza de los efectos del calentamiento global y, a corto plazo, nuestra propia manera de vivir dentro de las ciudades, pues cada vez más los ayuntamientos tienden a señalar zonas libres de emisiones las cuales pueden seguir siendo transitadas tan solo a pie o en este tipo de vehículos.
En muchas ocasiones, especialmente cuando hablamos de ciudades grandes donde hay que recorrer largas distancias, el uso de la bicicleta queda relegado a un segundo plano. Por suerte, el sector no deja de innovar y esta circunstancia queda salvada por alternativas como la bicicleta eléctrica, por lo que se terminan los motivos para no pasarse a la bici.