El verano suele ser una época del año de relax en la que, junto al calor, las vacaciones y su intrínseca falta de actividad, o los posibles excesos tanto por el día como por la noche, es muy difícil mantenerse en forma. A muy pocos les gusta acudir a un gimnasio en pleno mes de julio o agosto, y es comprensible.
Suele pasar que en septiembre nos miremos al espejo y nos notemos unos kilos de más, los abdominales menos definidos, y en general, un estado de forma algo deteriorado. Tras eso, nos entran las prisas y queremos volver al ritmo prevacacional, sin preocuparnos de las posibles lesiones. Eso es el primer error de partida.
4Deja las pesas por el momento
¿Te encantan las pesas? Apárcalas de momento lejos de tu alcance. O por lo menos, no cojas el mismo peso que antes de las vacaciones estivales.
Si vas a hacer pesas que, como mucho, cojas la mitad del peso que antes solías levantar. De otra manera, es posible que te lastimes los bíceps, la espalda, o incluso los pectorales.