No muchas personas lo saben, pero si se ingieren demasiadas pepitas de sandía, puedes acabar teniendo una seria obstrucción intestinal. Y lo mismo te puede pasar con las pepitas del melón.
De seguro durante tu infancia, mientras te comías una rica sandía, que es una fruta contra el calor, tu abuela o tu mamá te decían que no debías comerte las pepitas de esta fruta, ya que de hacerlo, te crecería una sandía dentro del estómago, lo que es bastante imposible.
Cuando ya hemos crecido, este miedo que teníamos de niños hacia las pepitas de sandía ha ido despareciendo por lo que comenzamos a comerlas creyendo que no nos pasará absolutamente nada, lo que es un total error.
65% de los alimentos que consumimos pueden acumularse en nuestro cuerpo
Según lo que nos han manifestado los expertos, de manera común y habitual, el 95% de los alimentos que consumimos pasan por nuestro sistema digestivo sin tener ningún tipo de problemas o complicación.
Pero en cambio, hay un 5% restante que puede llegar a acumularse en la última parte de nuestro intestino grueso, el ciego, así que de este modo es que se termina obstruyendo la conexión que hay con el apéndice, lo que causa su inflamación. Es justamente este lugar donde las pepitas de sandía acaban si se comen de forma excesiva.