La exfoliación es un tratamiento estético cada vez más demandado por sus múltiples beneficios en nuestra piel, especialmente necesarios al llegar el fin de las vacaciones y, con ellas, de las largas jornadas al sol: Retira las células muertas, elimina impurezas, limpia y reduce el tamaño del poro, lucha contra las manchas y pequeñas arrugas, combate los efectos de la contaminación ambiental, estimula la microcirculación sanguínea que potencia el mejor funcionamiento de las células epidérmicas. Y, por supuesto, no podemos olvidar que cualquier producto activo que apliquemos a continuación, penetrará mejor, obteniendo una piel más luminosa, joven, hidratada y nutrida.
Y sí, ahora, a la vuelta de las vacaciones, se convertirá en tu mejor aliado para presumir de una piel radiante y un bronceado perfecto. Porque lejos de la falsa creencia de que borra el dorado de tu piel, si sometes a tu piel a un peeling profesional eliminarás células muertas, unificarás tono y conseguirás una luminosidad extraordinaria.
De hecho es el momento adecuado porque, durante el verano, nuestra piel ha sufrido los efectos de la exposición solar, han surgido manchas, la sentimos apagada. Además el uso diario de la protección solar, algo que no debemos descuidar nunca, nos obliga a ser más cuidadosos a la hora de exfoliar nuestra piel porque tenemos los poros ocultos durante horas. Sin duda, es el momento perfecto para resetear tu piel.
Guía rápida de los peeling perfectos
La primera clave es ponerte en manos profesionales que interpreten tu piel y sepan escoger el más adecuado para cubrir las necesidades de tu piel. De la mano de Carmen Navarro te desvelamos qué tipos de exfoliantes existen y cuál es el más adecuado para ti.
– Exfoliantes mecánicos. Son aquellos que contienen micropartículas exfoliantes que, con el contacto directo con la piel, eliminan de manera mecánica las impurezas y células muertas. Se realiza mediante fricción, con movimientos circulares y cuidados. Es el más conocido y tradicional.
– Exfoliantes químicos. Los que solo deben realizarse bajo la supervisión médica profesional ya que trabajan con ácidos de base química que requieren un conocimiento exhaustivo tanto del tiempo que deben estar expuestos como del tipo de piel y situaciones que lo requieren. Son más invasivos que los mecánicos y suelen emplearse en caso de cicatrices causadas por acné, manchas, arrugas. Consiguen resultados más rápidos y con menos sesiones pero no son aptos para todas las pieles.
– Exfoliantes enzimáticos, (se trata también de un peeling con base química) pero son más adecuados para las pieles más sensibles. Son más suaves y sin partículas por lo que realizan una exfoliación suave. Se encargan de eliminar las células muertas de la piel en la superficie y nos ayudan a recuperar su aspecto radiante.
Trabajan eliminando las células muertas gracias al uso de enzimas que no alteran la epidermis. Descomponen las impurezas y liberan los poros, mejorando la renovación celular, suavizando la piel y estimulando la síntesis natural del colágeno. Apto para pieles con el estrato córneo más grueso, con marcas de acné, cicatrices. En estos casos los peeling afinan y devuelven la suavidad a la piel.
¿Cada cuánto tiempo debo exfoliar mi piel?
En cuanto a la frecuencia, lo primero que debemos determinar es el tipo de piel a tratar y lo que estamos buscando. Si hablamos de un peeling mecánico puede repetirse cada 2-4 semanas, incluso en algunos casos una vez a la semana. Depende del tipo de piel como bien sabemos. Una piel grasa lo admite 1 ó 2 veces a la semana, una piel sensible cada quince días..
En el caso de un peeling químico hay que evaluar la piel y tener claro el objetivo que buscamos. Cuando es algo como mejorar tono y aportar luz pueden realizarse sesiones quincenales. Si es más profundo hablamos de sesiones anuales, incluso cada 18 meses.