- Cañas, picoteo y risas: no hay nada como salir del trabajo y tomar algo antes de llegar a casa para hacer más llevadera la vuelta a la rutina de septiembre.
- Desde Candela Restaurante en el barrio de Chamartín a Salmon Guru en pleno centro, aquí te presentamos los 10 mejores lugares para disfrutar del afterwork en Madrid.
Llega septiembre y con él la vuelta a la rutina y a la oficina. Sin embargo, siempre hay formas de hacerla más llevadera. No hay nada como salir del trabajo y tomar algo con amigos y compañeros. ¿Unas cañas en la terraza de Candela Restaurante con su estupenda ensaladilla? ¿Unos vinos con los encurtidos de Hermanos Vinagre? Para que no te pierdas entre tantas opciones, te presentamos los mejores lugares para que el regreso al trabajo se te haga más llevadero.
Candela Restaurante
Situado en la calle Uruguay 1, en pleno barrio de Chamartín, Candela Restaurante se ha consolidado como uno de los restaurantes de referencia en la capital. Los amantes del afterwork encontrarán aquí el sitio ideal para relajarse y picar algo tras un agotador día de trabajo, sobre todo tras la tan temida vuelta a la rutina.f
Candela Madrid cuenta con dos ambientes diferenciados. En la planta superior o planta calle se encuentra la zona de barra, con mesas altas y pantallas para ver el fútbol. Aquí funciona, en horario ininterrumpido, una carta de formato más informal que permite disfrutar de un tapeo de calidad en buena compañía. La terraza en la parte exterior es idónea para tomar una caña, ahora con estufas para combatir el frío del invierno.
Para los amantes de la coctelería, Candela Madrid no defrauda. Se pueden encontrar desde lo más clásicos a otros más innovadores, como el mojito de melón, que te hacen recordar, casi sin querer, los míticos chicles que muchos devoraban a la salida del colegio. Además, su personal, solícito y siempre dispuesto a generar una experiencia única, es capaz de crear, en el momento, nuevas combinaciones ajustadas a los gustos personales de cada cliente.
Patio de Leones
Diversión, buen gusto y un puntito de locura están asegurados en la vuelta a la rutina de Patio de Leones, un proyecto que lleva el sello del vecino multiespacio Ramsés, referente madrileño en ocio, copas y gastronomía. Cada día, sus 200 m2 –decorados por el prestigioso artista multidisciplinar ganador de un Grammy Sergio Mora con guiños a la iconografía andaluza y madrileña cañí– acogerán la actuación de distintos grupos musicales que amenizarán cada tarde (en horario de 19:00 a 22:00 horas) a ritmo de estilos dispares, desde flamenco hasta covers de temas populares del indie y el pop rock.
Para beber hay cerveza bien fría, un vermú en edición especial diseñado por Martini en exclusiva para Patio de Leones 30 referencias de vinos por copas, combinados (a 12 € la copa estándar y a 14 € la premium) y cócteles clásicos, a partir de 12 €. Cada bebida se servirá acompañada de un picoteo de cortesía a base de quesos, frutos secos, aceitunas, chips caseras con chorizo, salchichón, etc. Quienes deseen cenar tienen disponible una versátil carta que incluye desde tapas y raciones (jamón Joselito, mojama de atún de Cádiz, cecina veteada de vaca de León, anchoas de Santander, laterío cinco estrellas La Brújula, patatas bravas, tortilla de patatas hecha al momento, gambas de Huelva, pulpo a la gallega, etc.) hasta guisos de tronío como rabo de toro al vino tinto, unas sabrosísimas albóndigas de ternera o callos con chorizo.
Salmon Guru
Salmon Guru abrió sus puertas en 2016 en el madrileño barrio de Las Letras con el objetivo de «dejar su huella en el mundo a través del conocimiento exhaustivo de la mezcla y siguiendo un camino propio alejado de modas y corrientes». Desde entonces se ha consolidado como la coctelería de referencia en la capital y como una de las mejores de España y del mundo con importantes distinciones nacionales e internacionales entre las que destaca el puesto número 22 en la prestigiosa lista The World’s 50 Best Bars.
Su éxito a la hora del afterwork se basa en una propuesta absolutamente única y diferencial que surge de la creatividad y la experiencia de su equipo de bartenders, se nutre del uso de las técnicas más novedosas y de ingredientes poco frecuentes en coctelería y cambia cada temporada para sorprender a su ecléctica y exigente clientela. Estarás deseando volver a la rutina.
Dani Brasserie
El proyecto gastronómico de Dani García en el nuevo Four Seasons de Madrid, ha sido recibido con brazos abiertos desde su apertura en septiembre de 2020. Con una ubicación privilegiada en la azotea del ahora conocido como Centro Canalejas –complejo que unifica siete edificios de la manzana entre las calles de Alcalá, Sevilla, Plaza de Canalejas y Carrera de San Jerónimo–, el restaurante ofrece unas vistas únicas del cielo de Madrid.
Para que no se te haga tan pesada la vuelta a la rutina, la zona Lounge de la brasserie ofrece una carta de Snacks con servicio ininterrumpido. Una opción ideal para quien busque una comida o cena más desenfadada, también perfecta para los que quieran merendar o tomarse el aperitivo. Su carta propone una selección de bocados reconfortantes y de puro disfrute versionados a la manera de este chef. Sándwich mixto en costra de parmesano havarti y láminas de jamón ibérico, sándwich de lomito ibérico de bellota con queso brie fundido, cangrejo Benedict en un croissant tostado, o nuggets de pollo con foie gras y trufa negra son algunos de ellos.
El Sainete
En sus tres años de trayectoria, El Sainete ha sabido convertirse en referente del disfrute cervecero gracias a su propuesta, que combina una oferta única de cervezas craft con los platos creados por el chef Fran Vicente.
Raciones ideales para compartir como la ensaladilla rusa o las patatas bravas se encuentran entre las opciones perfectas para picar algo en el afterwork. Por su parte, los beer sommeliers de El Sainete han seleccionado más de cincuenta botellas de fábricas de cervezas artesanales de todo el mundo para que se mantenga el espíritu de este espacio cervecero. Entre otras variedades, la carta de cervezas abarca lager, trigo, pale ale, belgian ale, abadía, sour, stout o lambic. Una propuesta que sin duda despertará el interés de los más cerveceros ávidos de descubrir nuevas referencias o volver a degustar nuevamente algunas de sus preferidas. ¿Quién se queja de volver a la rutina?
Café comercial
Después de meses de apagón por el coronavirus, la oferta cultural madrileña está volviendo poco a poco a su ser. No solo en cuanto teatros y museos, sino en aquellos bares y restaurantes que se han esforzado por ofrecer a sus clientes alternativas distintas de ocio, a la hora del afterwork, desde conciertos a ciclos de cine. Uno de los más representativos es el Café Comercial, en Glorieta de Bilbao. El restaurante vuelve, una vez más, con un programa muy completo y variado en el que no faltan los martes de conciertos, miércoles con monólogos y cenas de cine para que disfrutes mientras degustas uno de sus estupendos cócteles, ideales para coger con fuerza la rutina de septiembre.
Imprescindible en la vida cultural y social madrileña durante 133 años, el Café Comercial se ha convertido en un punto de encuentro de generaciones y, tras su reapertura hace un año se ha consagrado como un referente gastronómico donde disfrutar de la cocina más castiza. Su decoración mantiene el espíritu de siempre, impregnado en las maderas y mármoles restaurados por el interiorista Juan Luis Medina del estudio Madrid in Love, y también su cocina conserva la tradición madrileña gracias a la propuesta gastronómica desarrollada por el chef Pepe Roch, quien se ha encargado de crear una carta que apuesta por los sabores castizos con especial protagonismo del producto local.
Cañadío
Cañadío surgió como un proyecto moderno y diferente para aquellos tiempos y creó escuela en Santander: tenía una cocina completamente abierta en el comedor y se emplataba en directo, en una época en la que los cocineros empezaban a salir de la cocina y a relacionarse con el cliente. El negocio está vertebrado por tres conceptos: una animadísima barra repleta de pinchos y raciones para un buen afterwork, unas mesas en la zona de la cafetería –donde degustar algunos platos de la carta de forma algo más rápida e informal– y, al fondo del local, el restaurante propiamente dicho, desde donde se ve al equipo de cocina trabajar.
En la carta de Cañadío, elaborada por Quirós junto al chef ejecutivo del grupo, Jesús Alonso –que forma parte de la familia Cañadío desde 2005, cuando entró en el local santanderino–, destacan las croquetas de chorizo de Potes, las anchoas de Santoña con pimiento rojo asado, los bocartes fritos, las rabas de Santander rebozadas y las albóndigas de bonito y calamar. Como platos fuertes, se ofrecen guiso meloso de pata y morros, cocido montañés, hamburguesa de bonito y merluza ‘de adelante atrás’ (bandera de Cañadío Santander desde sus inicios). De postre, no puede faltar su archiconocida tarta de queso, que se elabora diariamente. Desearías haber vuelto antes a la rutina.
El escondite de Villanueva
Había un tiempo en el que los negocios de hostelería eran lugares en los que desayunar o merendar, comer o cenar, o tomar las copas que siguen a la cena, pero no había ninguno en el que se pudiese hacer todo eso sin cambiar de ubicación. En el 2001 abrió sus puertas el Escondite, un proyecto ilusionante en el que tienen cabida todo tipo de planes, como el afterwork, y una cocina que mezcla lo mejor de las recetas caseras locales con elaboraciones de otras partes del mundo, sobre todo de Asia.
Tras su traslado en 2010 a la calle Villanueva, El Escondite se convierte en una propuesta donde el espacio juega un papel decisivo ya que, gracias a sus diferentes ambientes, se adapta a la perfección a todas las situaciones que se puedan dar en un restaurante. Así, quien lo visita puede disfrutar del aire libre sentado en su terraza mientras merienda, picotear en la parte del bar y mesas altas con su grupo de amigos, o tener una velada distendida en cualquiera de sus mesas del comedor principal. La decoración, a cargo del estudio Madrid in Love, es tremendamente íntima y acogedora gracias a sus sofás de terciopelo, luz tenue y un suelo de Bolon que le dota de un carácter especial, ideal para olvidar que has vuelto a la rutina.
Hermanos Vinagre
El número 58 de la calle Narváez estuvo ocupado durante muchísimos años por una mantequería, uno de esos comercios tipo ultramarinos, con el escaparate abarrotado de productos, que se están perdiendo irreversiblemente en la ciudad. Los dueños se jubilaron y el local quedó sin actividad, hasta que este mes ha reabierto transformado en otro negocio igualmente castizo: Hermanos Vinagre, un bar de toda la vida. Con un nombre que ya pone en guardia las papilas gustativas, es la nueva parada ineludible en la ruta de tapeo que vertebra la zona de Ibiza, uno de los hervideros gastronómicos del momento e ideal para ese afterwork de regreso a la rutina.
Hermanos Vinagre es un local no muy grande, presidido por una amplia barra en forma de ele y una repisa corrida a lo largo de toda la pared, forrada de espejos, para que los parroquianos apoyen caña y plato. El suelo y la columna central están cubiertos de teselas color crema, verde y rojo, que completan ese inconfundible ambiente de taberna. Poco más, ya que la sencillez ha sido el objetivo de la decoración –a cargo del estudio de Cristina Carullo–, que ha cedido el protagonismo a un gran panel en el que, como en los bares de antaño, se anuncia la carta: unos 15 productos fijos, más alguno que se puede ir sumando en función del mercado.
Los amantes del vinagre disfrutarán de lo lindo: hay gildas (pinchos de aceitunas, piparras y anchoas) y banderillas variadas, que pueden ser de anchoa, pulpo, atún fresco, bacalao ahumado, boquerones en vinagre, etc. La anchoa del Cantábrico –a la que se rinde homenaje en el logotipo flamenco del local– se propone de otras tres maneras: preparada y aliñada, sobre una tosta de mantequilla o con pimiento verde confitado, en un pequeño recipiente de metacrilato con forma de lata de conservas, además de en el clásico matrimonio (con el boquerón como cónyuge).
La Madreña
Aunque está ubicada en el corazón de una de las principales arterias de la capital, cerca de la zona financiera de Nuevos Ministerios, frente a los hoteles Hyatt Regency Hesperia y Miguel Ángel, la terraza de La Madreña se presenta como un oasis en mitad de la vorágine urbana. La vegetación del propio bulevar en que se sitúa, la de los jardines del museo de Ciencias Naturales que actúan como telón de fondo y la que decora la terraza, un sofisticado sistema de mamparas y sombrillas de última generación que la insonorizan de la calzada y un animado hilo musical, contribuyen a crear una atmosfera única y a trasportar al comensal a otro lugar: a algún paraíso natural alejado del tráfico y el asfalto ideal para el afterwork, ese que apetece todavía más tras la vuelta a la rutina de septiembre.
En la terraza de La Madreña, que cuenta con una amplia zona de aparcamiento disponible 24 horas junto al Museo Nacional de Ciencias Naturales y abre desde las 11 de la mañana hasta la noche sin interrupción, se admiten pero no se exigen reservas, no hay turnos y entre servicios se puede disfrutar de una amplia oferta de combinados, vinos por copas y por botella y cócteles clásicos preparados al momento: Mojito, Daiquiri (limón o fresa), Cosmopolitan, Huracán (Ron añejo, zumo maracuyá y zumo limón), Tropical Cooler (frutos rojos y cítricos), Margarita, Negroni, Vermoujito, Moscow Mule y Piña Colada.