Los adultos menores de 60 años cuyos días están llenos de tiempo de ocio sedentario (que incluye el uso del ordenador, la televisión o la lectura) y poca actividad física tienen un mayor riesgo de accidente cerebrovascular que las personas que son más activas físicamente, según una nueva investigación publicada en ‘Stroke’, una revista de la Asociación Americana del Ictus.
Según las estadísticas de la Asociación Americana del Corazón, los adultos estadounidenses pasan una media de 10,5 horas al día conectados a medios de comunicación como teléfonos inteligentes, ordenadores o viendo la televisión, y los adultos de 50 a 64 años son los que más tiempo pasan conectados a los medios de comunicación de todos los grupos de edad, una media parecida a la de muchos otros países.
Los datos también indican que las muertes relacionadas con el ictus disminuyeron en 2010 entre los adultos de 65 años o más. Sin embargo, la muerte por ictus parece estar aumentando entre los adultos más jóvenes, de 35 a 64 años, pasando de 14,7 por cada 100.000 adultos en 2010 a 15,4 por cada 100.000 en 2016.
Investigaciones anteriores sugieren que cuanto más tiempo pasen los adultos en el sedentarismo, mayor será su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus, y casi 9 de cada 10 ictus podrían atribuirse a factores de riesgo modificables, como las conductas sedentarias.
«El tiempo de sedentarismo está aumentando –afirma el autor del estudio, el doctor Raed A. Joundi, miembro del departamento de neurociencias clínicas de la Facultad de Medicina Cumming de la Universidad de Calgary (Canadá)–. El tiempo sedentario es la duración de las actividades despiertas que se realizan sentados o tumbados. El tiempo sedentario de ocio es específico de las actividades sedentarias realizadas mientras no se trabaja».
Según advierte, «es importante saber si una cantidad elevada de tiempo sedentario puede provocar un ictus en individuos jóvenes, ya que un ictus puede causar una muerte prematura o perjudicar significativamente la función y la calidad de vida.»
En este estudio, los investigadores revisaron la información sobre la salud y el estilo de vida de 143.000 adultos sin accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas o cáncer anteriores que participaron en la Encuesta de Salud de la Comunidad Canadiense en los años 2000, 2003, 2005 y 2007-2012. Los investigadores siguieron a los participantes durante una media de 9,4 años (hasta el 31 de diciembre de 2017) e identificaron los accidentes cerebrovasculares a través de los vínculos con los registros hospitalarios.
Revisaron la cantidad de tiempo que pasaban cada día en actividades sedentarias de ocio (horas pasadas en el ordenador, leyendo y viendo la televisión) y las dividieron en categorías de menos de cuatro horas al día; de cuatro a menos de seis horas al día; de seis a menos de ocho horas al día; y ocho horas o más al día.
También dividieron la actividad física en cuartiles, o cuatro categorías iguales, donde el cuartil más bajo era el menos activo físicamente y equivalía a dar un paseo de 10 minutos o menos al día. «Un paseo de 10 minutos o menos al día es menos de la mitad de lo que recomiendan las directrices de actividad física de la Asociación Americana del Corazón», señala Joundi.
La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos, o 2,5 horas, de actividad física de intensidad moderada a la semana.
Según el análisis de los participantes en el estudio, durante el periodo de seguimiento, una media de 9,4 años, se produjeron 2.965 accidentes cerebrovasculares. Casi el 90% de ellos fueron accidentes cerebrovasculares isquémicos, el tipo de accidente cerebrovascular más común, que se produce cuando se obstruye un vaso que suministra sangre al cerebro.
La media de tiempo sedentario diario entre todos los participantes fue de 4,08 horas. Las personas de 60 años o menos tenían una media de tiempo de ocio sedentario de 3,9 horas al día. La media de tiempo sedentario de ocio diario fue de 4,4 horas para los adultos de 60 a 79 años, y de 4,3 horas para los de 80 años o más.
Los adultos de 60 años o menos que realizaban poca actividad física y declaraban ocho o más horas de tiempo de ocio sedentario al día tenían un riesgo 4,2 veces mayor de sufrir un ictus en comparación con los que declaraban menos de cuatro horas de tiempo de ocio sedentario al día.
El grupo más inactivo -los que declararon ocho o más horas de tiempo sedentario y poca actividad física- tenía un riesgo 7 veces mayor de sufrir un ictus en comparación con los que declararon menos de cuatro horas de tiempo sedentario al día y mayores niveles de actividad física.
«Los adultos de 60 años o menos deben ser conscientes de que un tiempo de sedentarismo muy elevado con poco tiempo de actividad física puede tener efectos adversos para la salud, incluido un mayor riesgo de ictus –apunta Joundi–. La actividad física desempeña un papel muy importante, ya que reduce el tiempo real de sedentarismo y también parece disminuir el impacto negativo del exceso de tiempo sedentario».
Apunta que «las recomendaciones de los médicos y las políticas de salud pública deberían hacer hincapié en el aumento de la actividad física y la reducción del tiempo de sedentarismo entre los adultos jóvenes, en combinación con otros hábitos saludables, para reducir los riesgos de eventos cardiovasculares y de accidentes cerebrovasculares».