Los jóvenes víctimas de ataques cardíacos tienen más probabilidades de ser fumadores, obesos y de padecer hipertensión o diabetes en comparación con sus compañeros, según una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC 2021).
El estudio muestra que, si bien los antecedentes paternos de un ataque cardíaco prematuro están relacionados con los eventos cardíacos a una edad temprana, no son el único factor que contribuye.
«Los resultados subrayan la importancia de prevenir el tabaquismo y el sobrepeso en niños y adolescentes para reducir la probabilidad de padecer enfermedades cardíacas más adelante en la vida», explica el autor del estudio, el profesor Harm Wienbergen, del Instituto de Investigación Cardíaca y Circulatoria de Bremen (Alemania).
El estudio de casos y controles comparó las características clínicas de pacientes consecutivos ingresados en el hospital con infarto agudo de miocardio a los 45 años o menos con individuos seleccionados al azar de la población general en la misma región geográfica de Alemania. Los casos y los controles se emparejaron según la edad y el sexo. Se inscribieron 522 pacientes del registro de IAMCEST de Bremen y se identificaron 1.191 controles emparejados de la Cohorte Nacional Alemana (NAKO).
La proporción de fumadores activos era más de tres veces mayor en el grupo de jóvenes con infarto en comparación con la población general (82,4% frente a 24,1%). Los pacientes tenían más probabilidades de padecer hipertensión arterial (25,1% frente al 0,5%), diabetes (11,7% frente al 1,7%) y antecedentes parentales de infarto prematuro (27,6% frente al 8,1%) en comparación con sus compañeros.
Los pacientes eran más a menudo obesos, con un índice de masa corporal (IMC) medio de 28,4 kg/m2 en comparación con los 25,5 kg/m2 de los controles. En cambio, la proporción de consumo de alcohol al menos cuatro veces por semana era mayor en la población general (11,2%) en comparación con los pacientes cardiacos (7,1%).
Los investigadores analizaron los factores de riesgo independientes para la aparición de un infarto agudo de miocardio a los 45 años o menos. El análisis se ajustó en función de la edad, el sexo, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo activo, el índice de masa corporal, el consumo de alcohol, los años de educación escolar y el nacimiento en Alemania.
Tener hipertensión se asoció con una probabilidad 85 veces mayor de sufrir un infarto a los 45 años o menos. Las probabilidades correspondientes de sufrir un infarto prematuro asociadas al tabaquismo activo, la diabetes mellitus, los antecedentes de los padres y la obesidad (IMC de 30 kg/m2 o superior) eran de 12, 5, 3 y 2. El consumo de alcohol se asoció a una menor probabilidad de sufrir un infarto a una edad temprana.
«Nuestro estudio muestra que el tabaquismo y los factores metabólicos, como la hipertensión, la diabetes y la obesidad, están fuertemente asociados a una mayor probabilidad de infarto agudo de miocardio prematuro. En otros estudios se ha descrito un efecto protector del consumo moderado de alcohol, que se confirma en el presente análisis de pacientes jóvenes. Nuestro estudio sugiere que los antecedentes familiares no son el único factor predisponente de los infartos prematuros. Los hallazgos añaden impulso al argumento de que se debe educar a los jóvenes sobre la importancia de evitar el tabaquismo y tener un peso corporal saludable», remacha Wienbergen.