La casa de papel nos ha regalado muchos personajes. Tokio, interpretado por Úrsula Corberó, se ha convertido en el favorito de la gente. Es un papel que tiene encima muchísimo que contar, y cuenta con una carga emocional que lleva en sus venas como guerrera que es hasta el final. Ese espíritu de nunca rendirse es el que hemos visto de este rol, y ha sido de gran influencia para la Banda de atracadores y para el propio Sergio Marquina. Y es que, con todo y que él es la mente maestra de todo el atraco, hay que decir que no hubiese sido nada sin la presencia de Silene Oliveira, nombre original del personaje.
Claro, en el grupo es la líder, y aunque no lo creas, la catalana estaba destinada a darle vida a esta narradora y protagonista. A día de hoy, resulta impensable que otra figura pública lo hubiese hecho igual o mejor que ella. Es como si el director hubiera creado esta personificación pensado en ella, ya que calzó desde el día uno. Y estamos convencidos que el final de temporada será la oportunidad para confirmar una vez más que este papel le quedó como anillo al dedo.
2Solvencia en las pantallas que ha ido más allá de la trama
El cambio que hemos observado en Úrsula Corberó desde que la vimos en Física o Química, a su protagonización en La casa de papel, es realmente abismal. Y lo decimos en positivo, ya que la estrella de televisión ha ido labrando su camino en las artes escénicas a punta de esfuerzo, y de nunca rendirse.
No fue fácil, pero llegó a manos de esta producción que si bien estuvo inestable, el paso a streaming le valió a todos un fenómeno de masas, que desafortunadamente llegará a su cierre.