Mucha gente quizás no ha caído en cuenta de cuan importante es ducharse. Y, sobre todo, cuidar la temperatura del agua. Si es fría o caliente, aquí hay dos grupos bastante amplio de personas que la prefieren tibia, pero a otros les fascina que esté natural. Mientras tanto, existen los que no le otorgan tanta relevancia al baño, y lo hacen como esté el agua y listo. Sin embargo, hay motivos suficientes para hacerlo con un agua fría, ya que le estarías regalando un momento de total relajación a tu cuerpo que seguramente lo necesita.
Tanto al llegar del trabajo, así como cuando te levantas o si estás todo un fin de semana en casa y lo que quieres es estar fresquito. Aunque también depende de la temporada en la que nos encontremos. Aún así, entendemos que pueden haber dudas sobre si es buena o no el agua friecita al momento de darse un regaderazo. Pues, hoy te hablaremos de ello y qué ventajas podrías tener en caso tal optes por una ducha de este tipo.
6Es una terapia: Ducharse es un bien para el cuerpo
El temor al agua fría se puede acabar. Sólo tienes que poner en práctica el hecho de empezar a ducharte con el agua que tanto miedo te genera. Los científicos alegan que ducharse es sinónimo directo de terapia para el cuerpo. Y no importa si es agua tibia o fría, el cuerpo humano tiene la capacidad de soportar la temperatura que sea.
Lo que pasa es que la gente se encierra en que es tibia y nadie puede sacarle de esa casilla. Sin embargo, cuando tú comiences a echarte encima un agua distinta a la que habitualmente utilizas tu psiquis va a cambiar. Te darás cuenta que la reacción del cuerpo es igual a cuando lo haces con el agua preferida, que seguro es tibia o tirando a caliente.